Enésima reunión internacional en Múnich para detener la guerra en Siria

  • Washington y sus aliados presionarán este jueves a Moscú en Múnich para intentar alcanzar un alto el fuego en Siria y frenar la oleada de refugiados que, huyendo de las bombas rusas, se agolpan en la frontera con Turquía.

En la capital bávara (sur de Alemania), los cancilleres de los principales países implicados en el conflicto sirio, que ha dejado más de 260.000 muertos desde 2011, intentarán también relanzar las negociaciones de paz.

El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, que se mostró optimista sobre la reunión de Múnich, instó a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, a trabajar en un alto el fuego y "contribuir a crear un clima, donde se pueda negociar".

Pero muchos observadores dudan de que se alcance un resultado concreto.

"Kerry continúa pensando que con su único encanto puede obtener algo de alguien [Lavrov] que le miente descaradamente desde hace dos años", asegura el experto Joseph Bahout, de la Fundación Carnegie en Washington.

"No hay nada que esperar de los estadounidenses. Es palabrería", opina el analista, para quien "el único plan B sería tomar en serio la propuesta saudita de tropas terrestres".

En Bruselas, los ministros de Defensa de la coalición militar, liderada por Estados Unidos, se reunirán también este jueves para reforzar la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) que, según Washington, se aprovecha del avance del régimen sirio frente a los rebeldes más moderados.

Estados Unidos urgió a los rusos a detener sus bombardeos que "matan mujeres y niños en gran número", obligando a su vez a miles de civiles a marcharse de Alepo (norte), donde las fuerzas gubernamentales lanzaron una ofensiva a principios de febrero.

Esta ofensiva ha dejado por ahora 500 muertos, entre ellos un centenar de civiles, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Rusia reafirmó su intención de continuar con sus "legítimos" ataques contra "terroristas", pero prometió proponer "nuevas ideas" en Múnich para avanzar hacia un alto el fuego.

Las negociaciones en Alemania abordarán especialmente un acceso humanitario a las ciudades asediadas por las fuerzas progubernamentales, especialmente a Alepo, donde los rebeldes se encuentran atrapados en los barrios del este con 350.000 civiles.

Según el portavoz de la diplomacia alemana, Martin Schäfer, se debe examinar "cómo preparar un acceso humanitario a gente desesperada y hambrienta" y "cómo se pueden reanudar las negociaciones" de paz.

Los países occidentales acusan a Moscú de haber torpedeado, con sus bombardeos en Alepo, las negociaciones entre el régimen de Bashar al Asad y la oposición siria.

Su reanudación, prevista el 25 de febrero, parece complicada, después que la oposición siria condicionara su inicio a la detención de los bombardeos.

Según Joseph Bahout, los participantes en la reunión "alcanzarán un alto el fuego que no tendrá lugar, ya que los rusos continuarán bombardeando a los 'terroristas'".

Los occidentales se encuentran casi impotentes a menos que se arriesguen a oponerse frontalmente a los rusos, que marcan el tiempo en el terreno militar y diplomático.

"Para Rusia, lo que está en juego en la guerra en Siria es mucho más que Asad. El objetivo del presidente [ruso, Vladimir] Putin es desestabilizar y debilitar Occidente", estima Koert Debeuf, investigador en la universidad de Oxford, citado por el centro de estudios Carnegie Europa.

Las tensiones son tan latentes entre Estados Unidos y algunos de sus aliados, que ven a Washington dispuesto a realizar demasiadas concesiones meses antes del final del mandato de Barack Obama.

A punto de abandonar su puesto, el canciller francés, Laurent Fabius, subrayó la "ambigüedad" estadounidense. "Hay palabras, pero las acciones son otra cosa (...) Los rusos y los iraníes lo notan", aseguró.

Turquía, preocupada por su parte por el avance de los kurdos en el norte de Siria, se enfrenta a una oleada de 30.000 refugiados, a los que impide entrar en su territorio a pesar de la insistencia de los países occidentales.

"Considero hipócrita que algunos digan a Turquía que 'abra sus fronteras' cuando no dicen a Rusia que 'ya basta'", aseguró el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, cuyo país acoge a más de dos millones de sirios.

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