Entre apurar una cuenta atrás y la oportunidad de sincronizar relojes

  • A veces los relojes sirven para cronometrar y otras para sincronizarse. Los próximos meses dirán si el president Artur Mas ha activado con la consulta para 2014 la última cuenta atrás de su pulso al Estado o si cabe una oportunidad para que Cataluña y el resto de España sincronicen sus relojes.

Leandro Lamor

Barcelona, 14 dic.- A veces los relojes sirven para cronometrar y otras para sincronizarse. Los próximos meses dirán si el president Artur Mas ha activado con la consulta para 2014 la última cuenta atrás de su pulso al Estado o si cabe una oportunidad para que Cataluña y el resto de España sincronicen sus relojes.

También a veces 48 horas pueden marcar una legislatura. En ese tiempo Mas pactó una consulta de doble pregunta que plantea múltiples interrogantes, una sólida certeza -el Gobierno no la autorizará- y un dilema para el líder de CiU: agotar su legislatura más decisiva o anticipar elecciones en clave plebiscitaria.

Múltiples interrogantes: ¿Entrará ERC en el Gobierno de CiU una vez que Mas ha cumplido su promesa de convocar un referéndum soberanista para noviembre de 2014? ¿Tendrá continuidad esa alianza en las próximas elecciones europeas? ¿Aceptará Oriol Junqueras que ERC se someta al desgaste de gobernar cuando los sondeos le sonríen?

Más incógnitas: ¿Llegaría a aplicar el Gobierno el artículo 155 de la Constitución para "reponer el respeto y la observancia del orden constitucional"? -como pide UPyD- ¿o el artículo 509 del Código Penal que prevé la inhabilitación especial para ejercer cargo público a la autoridad que haga caso omiso de la ley?

La certeza remite al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: "He jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes. Les garantizo que esa consulta no se celebrará. Está fuera de toda discusión y toda negociación".

Y esto lo dijo Rajoy el jueves de forma solemne, en el Palacio de la Moncloa y junto al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, que también dejó claro que, si Cataluña se separa de España, será un "país tercero" a efectos de los tratados de la UE.

No sólo la UE, sino también la ONU y la OTAN. No en vano, el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ya ha dejado claro que una Cataluña independiente tendría "serias dificultades" para ser reconocida por Naciones Unidas y por la Alianza Atlántica.

Y un dilema: cuando el Gobierno desautorice la consulta, ¿podrá Mas esperar hasta 2016 para convocar elecciones o tendrá que volver a anticipar comicios, ahora plebiscitarios, con el precedente de 2012, cuando todos los sondeos le encumbraban hacia la mayoría absoluta y las urnas le devolvieron 12 diputados menos?

Interrogantes, certezas, dilemas... y también oportunidades, porque ahora que el bloque soberanista de CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP han puesto sus cartas sobre la mesa, hay partida por jugar.

Porque 2014 también será el año en el que se barajarán otras cartas, como la reforma de la financiación autonómica, de especial interés para una Generalitat que el mismo jueves que anunciaba la consulta recibía 873 millones del Fondo de Liquidez Autonómico.

También será el año de -si nos atenemos a los pronósticos- el afianzamiento de los primeros síntomas de recuperación económica y de viento a favor desde Bruselas a cuestiones sensibles en Cataluña como el corredor mediterráneo. Y mañana parte el primer tren AVE hacia Francia, otra vieja anotación en la agenda catalana.

No obstante, la fecha del 12 de diciembre de 2013 y la foto de los líderes de CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP marca un antes y un después: nunca un presidente de la Generalitat había planteado al Estado un referéndum que, aunque sea de forma subordinada, formula una propuesta independentista.

Las fotos digitales no destiñen, pero la instantánea fija que ayer trascendía de la reunión que el jueves alumbró el pacto para la consulta era al día siguiente una imagen bastante más movida.

Mientras que la vicepresidenta Joana Ortega, que hace un mes estudiaba in situ el caso del Quebec, avanzaba que el ejecutivo catalán ya tiene un "G-20" de técnicos trabajando en la consulta, su jefe de filas en UDC, Josep Antoni Duran, avanzaba que esta formación no decidirá el sentido del voto hasta que se convoque.

CDC ya ha adelantado su "triple sí" -a favor de poder votar, de un Estado y de que sea independiente- sin esperar a su socio de federación y lanza cantos de sirena a ERC para las elecciones europeas y que entre en el Govern, mientras que Oriol Junqueras, con su habitual calma, dice no tener ninguna "urgencia".

Otro personaje clave en el acuerdo, Joan Herrera, líder de ICV-EUiA, cree que la doble pregunta encierra una doble alma federal e independentista y no ha tardado ni 24 horas en mirar hacia la calle Nicaragua -sede del PSC- para invitarle al bloque soberanista.

Pero el líder socialista, Pere Navarro, mantiene su tercera vía federal tras ajustar su reloj con el del PSOE y pide a Rajoy que "en lugar de un portazo plantee una alternativa" para los catalanes.

Por su parte, la líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, cree que a Mas le toca llevar su propuesta a las Cortes, lo que remite al precedente en Euskadi con la consulta que en 2008 quiso el lehendakari Juan José Ibarretxe y vetó el Tribunal Constitucional.

Asimismo, el presidente de Ciutadans, Albert Rivera, que ya hace tiempo que define a Mas como el "Ibarretxe catalán" le insta a que clarifique si su voluntad final es convocar elecciones anticipadas.

Todo se mueve, incluso lo que parece quieto. A veces los relojes cronometran y otras se sincronizan, pero las 48 horas que tardó Mas en cuadrar la consulta ya marcan, desde el minuto uno, múltiples maremotos en lo que un día algunos llamaban "oasis catalán".

No hace tanto tiempo de aquello. Y quizás todo era un espejismo.

Mostrar comentarios