Enviado de ONU trata con presidente birmano la violencia en el oeste del país

  • El enviado especial de la ONU para Birmania, Vijay Nambiar, abordó hoy con el presidente birmano, Thein Sein, la violencia entre las comunidades budista y musulmana que ha causado al menos siete muertos en el oeste del país, indicaron fuentes oficiales.

Bangkok, 13 jun.- El enviado especial de la ONU para Birmania, Vijay Nambiar, abordó hoy con el presidente birmano, Thein Sein, la violencia entre las comunidades budista y musulmana que ha causado al menos siete muertos en el oeste del país, indicaron fuentes oficiales.

Nambiar y Thein Sein, reunidos en la capital, Naypyitaw, hablaron del estado de excepción declarado en el estado de Rakhine tras los disturbios que también han provocado 17 heridos y cientos de viviendas quemadas desde el viernes pasado, según al prensa estatal.

Otros medios apuntan que la cifra de muertos puede llegar a la treintena.

En un comunicado, la ONU expresó la necesidad de que el Gobierno birmano "gestione la situación con transparencia y con respeto al Estado de derecho, de acuerdo con la reciente declaración del presidente Thein Sein, para que el ciclo de violencia se rompa y no afecte al proceso de reformas".

Por su parte, la Oficina de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) solicitó a las autoridades de Bangladesh que mantengan sus fronteras abiertas, tras conocer por la prensa que la policía ha devuelto a Birmania embarcaciones con personas huyendo de la violencia en la vecina Rakhine.

La actual ola de violencia arrancó el 28 de mayo pasado con el hallazgo del cadáver de una mujer budista que, supuestamente, fue violada y asesinada por un grupo de musulmanes.

El domingo 3 de junio, una multitud de budistas detuvo un autocar en el que decían viajaban los culpables y mataron a diez musulmanes, no incluidos en el cómputo de muertos desde el pasado viernes.

Desde entonces, grupos islámicos unas veces y otras budistas han causado incendios y destrucción en al menos 14 poblaciones, a pesar del reforzamiento de la seguridad, el toque de queda declarado el domingo, y los llamamientos de las autoridades políticas y religiosas para restablecer la paz.

Unos 800.000 musulmanes de la etnia rohingya viven en Birmania, la mayoría en el estado de Rakhine (antiguo Arakan), pero las autoridades de este país de mayoría budista no los reconocen como ciudadanos y los consideran bangladesíes.

Esta comunidad apátrida tampoco es reconocida en Bangladesh, donde unos 300.000 rohingyas viven hacinados en campos de refugiados.

Birmania (Myanmar), después de casi medio siglo de dictadura militar, vive una etapa de reformas de tinte democrático desde que la última junta se disolvió y traspasó el poder a un gobierno civil afín, en 2011.

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