Estalla la fiesta en Vitoria con la llegada de Celedón

  • Celedón, el aldeano más querido por los vitorianos, ha transformado esta tarde la apacible plaza de la Virgen Blanca en una explosión de fiesta al bajar como cada año desde la torre de San Miguel deslizándose por un cable con ayuda de su paraguas.

Vitoria, 4 ago.- Celedón, el aldeano más querido por los vitorianos, ha transformado esta tarde la apacible plaza de la Virgen Blanca en una explosión de fiesta al bajar como cada año desde la torre de San Miguel deslizándose por un cable con ayuda de su paraguas.

Decenas de miles de jóvenes y de vitorianos no tan jóvenes pero fieles a la tradición han llenado desde mucho antes de las seis de la tarde este punto neurálgico de la ciudad de botellas de cava y de puros con los que han festejado el comienzo de las fiestas de La Blanca, las primeras de las tres capitales vascas.

El cielo se ha portado y el único que ha necesitado paraguas ha sido el aldeano de Zalduondo, aunque a más de uno le habría venido bien para no acabar bañado en cava o en el agua que arrojan los vecinos desde los miradores y balcones que rodean la plaza y con los que refrescan a los más sedientos de fiesta.

El "txupinazo", que ha sido lanzado por la asociación de víctimas del 3 de marzo, en recuerdo a los fallecidos en una carga policial contra una asamblea de trabajadores en 1976, ha sido el desencadenante del descorche de miles de botellas de cava.

Una vez que el Celedón de trapo ha llegado a la plaza vitoriana, su doble de carne y hueso desde hace ya 14 años, Gorka Ortiz de Urbina, ha cogido el testigo y se ha armado de valor para atravesar los 115 metros que separan el lugar de llegada del muñeco de la balconada desde donde se había lanzado el "txupinazo". Le ha costado la hazaña 4 minutos que parecían eternos.

A pesar de haber ido custodiado por un grupo de blusas y de neskas que le han ayudado a abrirse paso entre la multitud, Celedón no se ha librado de los empellones de la multitud, ya que existe la creencia de que quien le toca tiene suerte en el tercio del ligoteo, y entre zarandeos ha estado a punto de perder el paraguas y la txapela.

Ya en la balconada de San Miguel, el alcalde, Javier Maroto, le ha anudado el pañuelo rojo festivo al cuello y a continuación, Gorka Ortiz de Urbina, ha saludado a los vitorianos agitando su paraguas azul mientras entonaba la tradicional canción de "Celedón se ha hecho una casa nueva, Celedón con ventana y balcón".

El son de la canción, que sólo se escucha el 4 de agosto, ha sido coreado por decenas de miles de vitorianos y foráneos atraídos por la originalidad del "txupinazo" de la capital alavesa, que fue ideado por un grupo de vitorianos en 1957.

En la balconada de San Miguel, donde se reúnen autoridades e invitados, la contemplación de la multitud brincando y cantando ha puesto la piel de gallina a muchos de los asistentes.

No se ha querido perder este evento el lehendakari, Iñigo Urkullu, cuya presencia ha llamado la atención porque hacía 11 años que un presidente vasco no acudía a la balconada de San Miguel.

El lehendakari ha sido muy reclamado por numerosas personas para hacer "selfies" con sus teléfonos móviles. Con buen sentido del humor, Urkullu se ha mostrado dispuesto a fotografiarse con todo el mundo, pero repetía "selfies no".

Las reivindicaciones también han estado presentes en el comienzo de las fiestas de Vitoria y varias pancartas en la Virgen Blanca pedían el acercamiento de los presos de ETA, denunciaban el "genocidio" de Israel en la franja de Gaza o protestaban contra el "fracking".

Además, durante los seis días de fiesta estará presente la llamada al respeto a las mujeres con el lema en "Estas fiestas no aceptamos pulpos", de forma que los únicos cefalópodos que serán bien vistos serán los que se cocinan a la gallega. EFE

jm-jn/ep/agc

Mostrar comentarios