Eta. Absuelto un etarra que se enfrentaba a 639 años de cárcel porque no se cotejaron sus huellas


La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha decidido absolver por falta de pruebas al etarra Juan Ramón Carasatorre, quien se enfrentaba a una petición de 639 años de cárcel al estar acusado de ser uno de los autores materiales del atentado contra el cuartel de la Guardia Civil en Arnedo (La Rioja), que tuvo lugar en la madrugada del 17 de agosto de 1995.
El tribunal critica en la sentencia dictada hoy que, a pesar de disponer de las huellas de Carasatorre desde 2007, cuando el etarra fue entregado temporalmente por primera vez a España, no se hayan cotejado con las improntas dejadas por los etarras en los cinco vehículos que utilizaron para huir tras cometer el atentado. La investigación fue realizada por el Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional.
Los magistrados de la Sección Tercera de lo Penal, presididos por Alfonso Guevara, también lamentan que no se haya analizado si las gafas que aparecieron en uno de los coches utilizados en la huida eran de Carasatorre.
Estas dos diligencias que no se practicaron podrían “haber supuesto el mínimo suficiente para disipar las dudas del tribunal”, indica la resolución.
38 DELITOS DE ASESINATO
La Fiscalía solicitaba un total de 639 años de cárcel para el etarra al atribuirle un total de 38 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa. El Ministerio Público le acusaba además de delitos de atentado, detención ilegal, utilización ilegítima de vehículo a motor, tenencia de explosivos, tenencia de armas y falsificación de matrículas.
Los magistrados de la Sección Tercera de lo Penal consideran que no existen pruebas suficientes que puedan demostrar la participación de Carasatorre en el atentado. La sentencia dictada hoy señala que “no está acreditado” que el acusado fuese una de las personas que participó en el atentado.
El fiscal encargado del caso, Carlos Bautista, sostuvo durante la vista oral, celebrada el pasado 1 de diciembre, que Carasatorre participó en esta acción terrorista junto a sus compañeros del “comando Donosti” de ETA: Valentín Lasarte y el que más tarde fue jefe militar de la banda Francisco Javier García Gaztelu, alias “Txapote”.
DECLARACIÓN INCULPATORIA
La acusación se basaba en las declaraciones prestadas por el etarra Valentín Lasarte tras ser detenido, en las que inculpó a Carasatorre.
Pero en su declaración durante el juicio, Lasarte, que compareció en calidad de testigo, dijo no recordar si el acusado participó en la acción terrorista. “A esta persona la conozco de ETA pero no recuerdo los detalles”, dijo Lasarte, quien ya ha sido condenado por estos hechos.
El etarra alegó haber sido presionado por el antiguo instructor de la causa, Baltasar Garzón, para explicar que ahora se haya retractado de las declaraciones en las que implicó a Carasatorre.
FALTA DE CORROBORACIÓN
Los magistrados de la Sección Tercera consideran, en aplicación de la doctrina del Tribunal Constitucional, que la declaración de Lasarte, a pesar de ser “lujosa en detalles”, no es suficiente para condenar a Carasatorre.
“El indicio incriminatorio es insuficiente al estar huérfano de toda corroboración”, señala la sentencia dictada por la Audiencia Nacional antes de señalar que, más allá de la declaración de Lasarte, “no hay un solo rastro” de la participación del acusado en el atentado.
La resolución, más allá de la participación de Carasatorre, considera probado que el “Comando Donosti” recibió de la dirección de la organización terrorista la orden de atentar contra el cuartel de la Guardia Civil en Arnedo, acción para la que recibieron 90 kilos de explosivos.
Tras desplazarse hasta Arnedo para recabar la información necesaria, los terroristas elaboraron dos artefactos explosivos en un piso franco que tenían en la localidad guipuzcoana de Ibarra. Llegaron finalmente a Arnedo sobre las 3.00 horas de la madrugada del 17 de agosto de 1995.
SORPRENDIDOS POR LOS AGENTES
Cuando iban a colocar las dos bombas junto a la fachada trasera del cuartel de la Guardia Civil, los etarras fueron sorprendidos por dos agentes de la Policía Municipal.
Los terroristas abandonaron los artefactos sobre el capó de dos coches estacionados en el aparcamiento del cuartel e iniciaron la fuga.
Las bombas explotaron sobre las 3.50 horas, hiriendo levemente a algunas personas y provocando cuantiosos daños materiales.
LARGA HUIDA
En su huida de Arnedo, la excesiva velocidad provocó que el acusado y sus acompañantes se salieran de la carretera cerca de Calahorra (La Rioja). Los terroristas consiguieron detener el vehículo de la Policía Municipal que les perseguía, encañonando a los dos agentes, a los que abandonaron maniatados antes de continuar la fuga en el coche-patrulla.
Poco después, los etarras consiguieron hacerse con el vehículo de un particular al que engañaron simulando ser policías. Aun así, los miembros del “comando Donosti” fueron interceptados por una patrulla de la Ertzaintza, iniciándose una nueva persecución.
Los terroristas acabaron abandonando el vehículo en un camino forestal de la localidad de Ullibarri-Viña (Álava). Los tres etarras comenzaron entonces una huida a pie que se prolongó durante cinco días, caminando durante las horas de noche y escondiéndose entre la maleza durante el día.
Finalmente llegaron el 22 de agosto a un camping de la localidad alavesa de Otazu y se introdujeron en una caravana, a cuyos propietarios encañonaron, obligando a uno de ellos a trasladarles en su vehículo hasta la localidad de Andoain (Guipúzcoa).

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