Eta. La fiscal pide 112 años de cárcel para el etarra zubiaga por el atentado de colón en la fiesta nacional

La fiscal Teresa Sandoval solicitó hoy a la Audiencia Nacional una condena de 112 años de cárcel para el etarra del “comando Madrid” Manex Zubiaga Bravo, al que acusa de haber participado “directamente y con mano propia” en la colocación del coche-bomba que explotó en el aparcamiento de la Plaza de Colón de Madrid el 12 de octubre de 2001 y que hirió a 20 personas.
La representante del Ministerio Público hizo esta petición durante el juicio que la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional celebró esta mañana contra Zubiaga, a quien atribuye nueve delitos de lesiones terroristas, tres de atentado, uno de estragos terroristas y nueve faltas de lesiones.
En el turno de primera palabra, el acusado indicó que no iba a contestar a las preguntas y reconoció ser miembro de ETA. “No voy a contestar, soy militante de ETA, no tengo nada que manifestar sobre esta acción o cualquier otra iniciativa, me remito a las comunicaciones públicas de ETA sobre esta acción o cualquier asunto”, dijo.
Sandoval aseguró que en agosto de 2001 el acusado y los ya condenados Ana Belén Egües y Aitor García, integrantes del “comando Madrid”, robaron un vehículo. Posteriormente, le cambiaron las matrículas y lo cargaron con 30 kilos de explosivo titadyne.
Los etarras prepararon el artefacto para que hiciera explosión a las 12.00 horas del 12 de octubre, día de las Fuerzas Armadas, pero, según confirmaron los peritos que comparecieron en la vista oral, erraron al programar el temporizador y lo activaron a las 24.00 horas de ese día.
Zubiaga y Egües llevaron el coche hasta la calle Alcántara de Madrid y lo aparcaron frente a la sede de Telefónica en la mañana del 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional. Los etarras avisaron de la colocación de la bomba mediante una llamada al servicio de emergencias.
Los policías que se desplazaron al lugar acordonaron y rastrearon la zona con perros, pero no encontraron los explosivos. Esa misma tarde, pasadas las 18.30 horas, los vigilantes de la sede de Telefónica, según explicaron en el juicio, avisaron a la Policía Local para que retiraran el vehículo, ya que estaba mal aparcado.
La grúa recogió el coche-bomba una hora y media más tarde y se lo llevó hasta el depósito de vehículos, situado en la primera planta del parking de la Plaza Colón. El vehículo hizo explosión pasada la medianoche, hiriendo a 20 personas, entre ellas tres policías nacionales y tres del cuerpo municipal.
UN “GRAN CRÁTER”
Los agentes de la Policía Nacional que declararon hoy en la Audiencia Nacional relataron como, al llegar al lugar de la explosión, se encontraron con un gran cráter que hacia peligrar de derrumbe el aparcamiento de la Plaza de Colón.
“Había muchos vehículos dañados y desperfectos en la estructura del aparcamiento”, indicó un agente, quien explicó que consiguieron recoger la placa de matrícula del coche-bomba y que comprobaron que había sido falsificada siguiendo la técnica empleada habitualmente por ETA.
En la vista oral también declararon los supuestos compañeros de comando de Zubiaga, los etarras Ana Belén Egües y Aitor García. Ambos alegaron haber sufridos torturas tras ser detenidos para retractarse de las declaraciones en las que incriminaron a Zubiaga y aseguraron que había participado en la colocación del coche-bomba.
Lo único que reconocieron Egües y García fue que Zubiaga era “compañero de organización” y “militante de ETA”. Ante las preguntas de la fiscal Sandoval, ambos etarras dijeron no recordar ningún detalle de la acción terrorista.
Además de los 112 años de prisión, la fiscal pidió que se imponga a Zubiaga la prohibición de residir o volver a Madrid por un periodo de diez años tras cumplir la condena. También solicita que el etarra indemnice con distintas cantidades a las víctimas del atentado.
Tras escuchar la declaración de peritos y testigos y los informes de la fiscal y de la defensa de Zubiaga, el presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, declaró el visto para sentencia.