Eta. Landaburu a los etarras: “os habéis equivocado, no me habéis cortado la lengua, nunca me vais a echar de mi país”


El periodista Gorka Landaburu aprovechó su declaración en el juicio contra los etarras Oskarbi Jauregi y Xabier Macazaga, a los que se acusa de intentar acabar con su vida con un atentado con paquete-bomba, para dirigirse a ETA: “Soy periodista, me habéis destrozado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo, pero os habéis equivocado, no me habéis cortado la lengua, nunca me vais a echar de mi país”.
El periodista aseguró que, a pesar del atentado que sufrió el 15 de mayo de 2001, ha decidido quedarse en Euskadi “peleando por la libertad y por la paz”. Landaburu, que rechazó declarar como testigo protegido y lo hizo frente al tribunal en el centro de la sala de vistas, no tuvo reparos en cruzar su mirada con los acusados antes de deponer.
La víctima también tuvo tiempo para explicar cómo tuvo lugar el atentado. Señaló que, cuando se recibió el paquete-bomba, compuesto por unos 100 gramos de titadyn, él se encontraba en Bilbao, donde había estado cubriendo las elecciones del País Vasco.
“ME HAN PILLADO”
El 15 de mayo volvió finalmente a su domicilio en Zarautz (Guipúzcoa), donde pasó la mañana solo, ya que su mujer estaba trabajando y su hijo estudiando. Tomó una ducha en su despacho y, cuando salió desnudo en busca de una toalla, reparó en el paquete que había encima de su mesa.
No sospechó del paquete porque los etarras habían estampado el logotipo de Elkargi, una entidad cuya publicación recibía periódicamente.
“Abrí el sobre, me explotó y dije ‘me han pillado’”, explicó el periodista en la Audiencia Nacional.
Landaburu no perdió la conciencia, por lo que bajó de su domicilio, se miró en el espejo, y tuvo tiempo de acercarse a la casa de un primo que vivía en el vencindario, al que solicitó que pidiese una ambulancia.
El atentado fue reivindicado por ETA a través de un comunicado publicado en el diario “Gara” el 26 de julio en el que se referían a Landaburu como “el ‘txakurra’ de la pluma”.
AÑOS DE PERSECUCIÓN
La víctima explicó que existía una “especie de persecución” contra su familia y señaló que su hermano Ander fue el primer periodista amenazado por ETA, en el año 1981.
La persecución se concretó en lanzamientos de coctelés molotov y de basura contra su casa, pintadas, pancartas y pasquines amenazantes, dianas en el portal de su domicilio o “llamadas a las tres de la mañana, en las que se reían y colgaban”. Su mujer llegó a recibir un paquete con varias corbatas negras. Aún así, Landaburu señaló que nunca llegó a pensar que fueran a atentar directamente contra él.
Los etarras se negaron a contestar a las preguntas que les plantearon la Fiscalía y la acusación ejercida por Landaburu. La defensa de los terroristas tampoco realizó ninguna pregunta, por lo que los acusados no se pronunciaron en la vista oral.
El fiscal encargado del caso, Luis Barroso, pide sendas penas de 23 años de cárcel para Macazaga y Jauregi, a los que atribuye delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa y de tenencia y transporte de aparatos explosivos.
El letrado José María Fuster Fabra, que representa a Landaburu, también solicita sendas penas de 23 años de cárcel.
VIGILANCIAS SOBRE EL PERIODISTA
El escrito de la Fiscalía señala que Jauregi y Macazaga, junto a la también etarra Ainhoa García Montero, quien no se sentará en esta ocasión en el banquillo de los acusados, formaban el “comando Buruntza” de ETA.
Los terroristas confeccionaron en el piso franco que tenían en Zizurkil (Guipúzcoa) un libro-bomba con un sistema trampa que, al abrirse, activaba la carga explosiva, unos 100 gramos de titadyn.
De forma complementaria, los etarras realizaron vigilancias sobre el periodista, director de “Cambio 16”, y su domicilio en Zarautz (Guipúzcoa).
Según el escrito del fiscal, Jauregi se desplazó hasta Zarautz y depositó el paquete en el buzón del domicilio del periodista.
El juicio continuará mañana, viernes, con la declaración de un último testigo así como con la práctica de las pruebas periciales y documentales.
ETARRAS ARREPENTIDOS
Antes del inicio de la vista oral, Landaburu defendió su reunión con terroristas arrepentidos. “Esto es como una carretera, hay que mirar adelante pero con el retrovisor”, dijo.
El periodista explicó que accedió a reunirse el pasado 29 de noviembre en la cárcel de Nanclares de Oca (Álava) con un grupo de presos disidentes de ETA “por curiosidad periodística pero también por interés humano”.
“Estaban arrepentidos, han reconocido el dolor que han causado, han pedido perdón y fueron expulsados de ETA”, explicó antes de decir que fue una “experiencia interesante”.
Aún así, no quiso recomendar la experiencia a otros damnificados por ETA y aseguró que “cada víctima es mundo”. Señaló en este sentido que “cuando a uno le han matado a un familiar es más difícil”.

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