La Paz, 27 jul.- El exdictador boliviano Luis García Meza acató una orden de las autoridades e hizo desmantelar la pequeña casa que construyó en una cárcel del altiplano de La Paz para cumplir su condena con privilegios, informó hoy una fuente oficial.
El director de Régimen Penitenciario, Ramiro Llanos, dijo a Efe que el viernes se verificó que los familiares de García Meza entregaron a las autoridades del penal todos los espacios que ocupaban sus cosas, en cumplimiento de la orden dada hace diez días.
El exdictador (1980-1981), que desde 1995 cumple una condena de 30 años por los delitos de la dictadura, está desde hace un año en el hospital militar de La Paz en un tratamiento para el cáncer, pero cuando vuelva a la cárcel de Chonchocoro ocupará una celda normal.
Llanos dijo que el exdictador aceptó desmantelar la "casita" que tenía, después de que se le notificara que no podía tener esas comodidades porque eran únicas en el sistema penitenciario del país.
Originalmente, García Meza fue recluido en un celda común, pero él hizo construir dos más para contar con una cocina y una sala con muebles y baño completo, además de un patio con césped sintético, parrilla y gimnasio, privilegios denunciados hace tres años.
A diferencia de otras autoridades que actuaron de forma enérgica pero sin resultados para exigir a García Meza que ceda esos espacios, Llanos dijo que él actúo de "manera democrática" y le hizo notificaciones legales para que los abandone.
"Él ha aceptado, nos pidió diez días porque era mucho lo que tenía allí y se cumplió ayer el plazo que tenía. Según sé, sus familiares fueron una noche en un camión y sacaron las cosas", dijo.
Los objetos que la familia no trasladó fueron regalados a otros reos y a los policías que se quedaron con el equipo del gimnasio.
El Consejo de Penitenciarias determinará a quienes recluye en esos espacios que partir de ahora son de uso colectivo.
García Meza fue notificado para desocupar esos espacios extras el pasado 17 de julio, cuando se cumplieron 33 años de su golpe militar en el que murieron y desaparecieron varios dirigentes de izquierda, entre ellos el socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz.
El exdictador, que cumplirá 84 años en agosto próximo, fue extraditado por la Justicia brasileña en marzo de 1995 y debe cumplir en Chonchocoro su condena sin derecho a indulto.
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