Felipe VI ya cuenta con una plaza a su nombre en un pequeño pueblo de Segovia

Aurelio Martín

Codorniz (Segovia), 19 jun.- Sobre la una y cuarto de la tarde, terminada la ceremonia de proclamación, Domingo Tinaquero Ramiro (PP), alcalde de Codorniz, un pequeño pueblo de Segovia, concluía la colocación de una placa con el nombre de Plaza Rey Felipe VI, subido a una grúa-plataforma.

Ante más de un centenar de vecinos, muchos de ellos con banderas de España, a unos cuatro metros del suelo, el alcalde ha gritado "Viva Felipe VI", mientras hacía entrega de la herramienta de atornillar a su teniente de alcalde Antonio García Tinaquero.

La operación la han repetido en otra esquina de la plaza los concejales de la oposición César Andrés Sanz y Victoriano Gallego, del PSOE, a los gritos de "Viva el rey" y "Viva el pueblo de Codorniz".

En armonía, los ediles del gobierno y de la oposición, cuatro del PP y tres del PSOE, han cumplido ante los ojos de sus vecinos el acuerdo que adoptaron por unanimidad, el pasado 16 de junio, para cambiar el nombre de Plaza Mayor por el del Rey Felipe VI, manifestando la lealtad constitucional del municipio su persona.

La jornada en Cordorniz, con 370 habitantes, ha transcurrido en un ambiente de fiesta, en el que donde niños y mayores se han refugiado en la sombra de los árboles de la plaza o pegados a las fachadas de las casas, para contemplar el cambio de placas.

La operación, cuyo desarrollo ha sido seguido por algunos medios de comunicación y la pareja de una patrulla de la Guardia Civil, tiene su argumento en el reconocimiento público a la función de la Corona, para el "desarrollo de la paz y la libertad de nuestra nación".

Con las placas ya en la plaza, de donde nacen calles con nombres como Barrera, Oro o San Antonio, Codorniz vuelve a la normalidad, poco a poco, realizando también su pequeña aportación a la historia de España.

Además, sus vecinos aprovechan para recordar que existen en el mapa, que tienen una iglesia del siglo XVI, con un órgano barroco, en honor de Santo Domingo de Silos, aunque el patrón es San Antonio de Padua, bodegas subterráneas de medievo y el telégrafo, una gran torre en ladrillo, del siglo XIX, que no llegó a funcionar porque se le adelantó el teléfono. EFE

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