García Viejo no podrá ser tratado con suero Zmapp porque está agotado en todo el mundo

El sacerdote Manuel García Viejo ya está en Madrid. Aquí intentará vencer al ébola, esta enfermedad silenciosa que ha matado a más de 2.000 personas e infectado a más de 5.000 en África Occidental, según datos de la OMS. García Viejo, natural de Folgoso de la Ribera, ha vivido siempre para el demás, dedicado al servicio, al prójimo y a salvar la vida de otros. Ahora es la suya la que corre peligro. El religioso no será tratado con Zmapp, el suero que se usa en los casos de ébola para intentar paliar los efectos de la enfermedad, porque está agotado en todo el mundo. Su recuperación depende ahora de su fuerza y el personal sanitaria que le trata.

García Viejo está en estado grave, con una "importante deshidratación" así como una afectación hepato-renal, según consta en el parte médico. Se ha procedido a su motorización y se le ha realizado una extracción de sangre para el estudio de hemograma, bioquímica y coagulación. Además, también se le ha realizado otra extracción para realizarle las pruebas específicas del ébola y malaria o paludismo, que han sido remitidas al laboratorio de alta seguridad del Instituto de Salud Carlos III.

García Viejo es considerado un ángel de la guarda en Sierra Leona. Su pueblo Folgoso de la Rivera está con el corazón en un puño a la espera de noticias. Todos dan por hecho que el misionero volverá a África si supera la enfermedad. Allí paso los doce últimos como director médico de la Orden de San Juan de Dios en Lunsar (Sierra Leona). Quienes han trabajo con él coinciden en señalar su humanidad y sentido de la responsabilidad.

"Es nuestro ángel de la guarda, estamos rezando como nunca para que se salve", aseguró José Luis Garayoa, uno de los compañeros de toda la vida de Manuel García Viejo que comparte su cruzada para salvar vidas en Sierra Leona, el lugar donde la tasa de mortalidad infantil es la más alta del mundo, en Onda Cero.

José Luis Garayoa, misionero navarro también le recuerda en su blog donde insiste en la trágica situación que atraviesa el país. "La vida duele hoy más que nunca. Duele por la muerte evitable de mi pueblo. Duele por el contagio con el virus ébola de mi amigo, de mi hermano del alma, Manuel Viejo. Duele por quien llama pidiendo auxilio porque no tiene qué comer y no puede salir de casa. Son tantas las razones en este momento para el dolor (…) Tengo unas ganas locas de salir corriendo de este infierno, pero me quedo clavado con los ojos húmedos y la esperanza de que esto también pasara. Poquito a poco solo nos queda eso, la esperanza".

El sacerdote fue repatriado en un avión Hércules que despegó en la mañana del domingo de la base de Torrejón de Ardoz y llegó a Freetown (Sierra Leona) a las 15.51 horas. Junto al religioso viajaban en el avión -un T.10 (C-130 Hércules) del Ala 31 de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire, adaptado para esta circunstancia- dos tripulaciones, integrada cada una por un piloto, un copiloto, un navegante y un auxiliar (ocho personas en total).

Además, el misionero ha sido atendido durante su repatriación por dos equipos médicos formados por un comandante médico, un capitán enfermero y un cabo primero y un auxiliar de enfermería (seis en total, todos militares).

Tanto las tripulaciones, como el personal sanitario y de vuelo de cabina han estado protegidos en todo momento con monos impermeables y diverso material para aislarles de fluidos o partículas contaminantes del paciente infeccioso y prevenir el contagio.

A su llegada a Torrejón, García Viejo ha sido recibido por personal de Sanidad Exterior, que ha entregado al paciente al personal sanitario de la Comunidad de Madrid para que fuera trasladado al complejo hospitalario La Paz-Carlos III, siguiendo el protocolo de seguridad.

Esta es la segunda vez en menos de dos meses que el Gobierno de España pone en marcha un protocolo de repatriación ante el caso de españoles infectados por ébola, tras el seguido en agosto con su compañero de orden religiosa, el sacerdote Miguel Pajares, que llegó a Madrid el 7 de agosto y falleció el día 12 del mismo mes a causa del virus.

Pajares fue repatriado a España junto a la misionera guineana con pasaporte español Juliana Bonoha, que fue dada de alta el 28 de agosto tras haber sido sometida a diversas pruebas que descartaron que padecía ébola.

Ahora García Viejo será ingresado, como ellos, en la sexta planta del Hospital Carlos III, donde se han dispuesto habitaciones de aislamiento con esclusas con presión negativa para evitar cualquier contacto del enfermo con el exterior y el riesgo de contagio.