El gas natural, la opción más limpia y económica para frenar el efecto invernadero

  • Para limitar las emisiones contaminantes será necesario un cambio profundo en el uso de energías. El gas natural jugará un papel clave, según los expertos.

    El gas natural es el complemento perfecto de las energías renovables, que no contaminan pero están condicionadas a fenómenos intermitentes como el sol y el viento.

Llama de gas
Llama de gas
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El pasado septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía de que nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado y de algunas de las consecuencias de ello: anualmente mueren 6,5 millones de personas debido a enfermedades respiratorias causadas por la polución.

En España, más de 37 millones de personas respiraron aire contaminado por ozono durante la primavera y el verano de 2016, según un informe de Ecologistas en Acción, y en ciudades como Madrid, la contaminación ha llegado a niveles tan elevados que se han puesto en marcha medidas como prohibir circular a la mitad de los vehículos en momentos críticos.

Ante esta preocupante situación, muchos países se han anticipado en el objetivo de frenar estas emisiones y hace apenas tres años la Unión Europea se fijó el compromiso de reducir de forma conjunta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en todos los sectores de la economía en al menos un 40% para 2030 en comparación con 1990.

Para lograr este ambicioso objetivo será necesario un cambio profundo en el uso de energías en el que el gas natural jugará un papel protagonista. Son numerosos los estudios que han puesto su foco en el gas natural como una energía limpia, competitiva, sostenible y cuyo suministro está garantizado en el largo plazo en España.

Un reciente informe elaborado por KPMG en colaboración con Sedigas titulado El papel del gas natural en una economía española baja en emisiones dejaba claras las ventajas especiales del gas natural frente a otras fuentes de energía. Según el estudio, el gas natural favorece la penetración de las renovables maduras en el mix energético y garantiza la sostenibilidad económica, a la vez que contribuye a un ahorro para las empresas y las familias y contribuye a alcanzar los objetivos medioambientales internacionales.El gas natural, una energía limpia

Dentro de los combustibles fósiles, el gas natural es la fuente de energía más limpia, menos contaminante y con menor contenido en carbono, de ahí su papel clave para reducir las emisiones contaminantes y para mejorar la calidad del aire. 

En comparación con otros combustibles, el gas natural reduce considerablemente las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) y casi completamente las emisiones de partículas en suspensión y dióxido de azufre (SOx), principales causantes de problemas de salud respiratorios derivados de la contaminación urbana.

Además de mejorar la calidad del aire, el gas natural contribuye a la lucha contra el cambio climático puesto que reduce de media un 25% las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal causante del efecto invernadero. Así, cada m3 de gas natural consumido evita la emisión a la atmósfera de 1,6 kg de CO2 (en sustitución del carbón) y 0,7 Kg de CO2 (en sustitución de productos petrolíferos).

En España, la progresiva sustitución del carbón y de los productos petrolíferos por gas natural evita la emisión a la atmósfera de más de 13 millones de CO2 al año.

Por estas razones, el gas natural se ha convertido en el complemento perfecto de las energías renovables, que no generan contaminación pero están condicionadas a fenómenos intermitentes como el sol y el viento y no pueden ser almacenadas.Ahorro, competitividad y eficiencia

El ahorro energético es otra de las claves. Es una energía barata para ciudadanos y empresas, que facilita la competitividad de sectores como el industrial. “Su alta eficiencia, disponibilidad e idoneidad, unida a la gran diversificación de las instalaciones, garantiza la competitividad del sector industrial. De forma adicional, su flexibilidad y su alto poder calorífico reducen la cantidad de combustible necesario para generar energía, por lo que supone un gran ahorro tanto para la industria como para los consumidores”, afirmaba recientemente la Asociación Española del Gas (Sedigas) en un comunicado.

Un ejemplo: una empresa de tamaño mediano que consuma 2.000 MWh/año ahorra un 48% en su factura energética si apuesta por el gas natural frente al gasóleo.

Y para el ciudadano, sin duda, resulta la opción más económica. Para una vivienda de 90 metros cuadrados y un consumo de 8 MWh anuales, la alternativa más ventajosa es el gas natural, con un precio de entre 760 y 928 euros al año, según PwC.

En el ámbito del transporte, el gas natural es también un combustible muy competitivo. El coste por kilómetro de un vehículo a gas es un 30% menor que con gasóleo y un 50% menor que el de gasolina. Si repostáramos 20€ en el depósito de un coche de gasolina recorreríamos unos 383 kilómetros; con uno de gasóleo unos 493km; pero con uno con gas natural haríamos 694 kilómetros, casi el doble que con un coche de gasolina.Potencial para España

Pese a todo a todos los aspectos positivos, la apuesta de España por el gas natural es mucho menor que la de la mayoría de los países europeos. La cobertura de los hogares de nuestro país con esta energía apenas llega al 29%, un porcentaje escaso en comparación con la de nuestros vecinos, como Reino Unido (85%), Italia (66%), Bélgica (53%) o Alemania (48%), lo que supone un potencial enorme de gasificación para nuestro país.

Además España, pese a que no dispone de grandes reservas de gas natural, tiene garantizado el suministro al disponer de una importante infraestructura gasista así como una gran diversificación de fuentes de abastecimiento de gas natural, cosa que permitiría absorber fuertes crecimientos de la demanda sin necesidad de una inversión significativa.

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