Gobierno marroquí se queja de tratamiento de sus propios medios públicos

  • El Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista), que encabeza el gobierno marroquí, está envuelto en una serie de desencuentros con los medios públicos de comunicación, tras su queja en varias ocasiones del tratamiento que dan estos medios a las actividades del Gobierno.

Fátima Zohra Bouaziz

Rabat, 29 may.- El Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista), que encabeza el gobierno marroquí, está envuelto en una serie de desencuentros con los medios públicos de comunicación, tras su queja en varias ocasiones del tratamiento que dan estos medios a las actividades del Gobierno.

El presidente del Gobierno, el islamista, Abdelilah Benkirán, lleva ya semanas aprovechando los mítines con su partido PJD para lanzar críticas a los medios públicos a los que acusa de ser parciales, de perturbar la acción gubernamental e incluso de llevar a cabo una conspiración contra su Ejecutivo y su partido.

Esta situación pone de manifiesto, según los observadores, el escaso poder que tiene el Gobierno sobre los medios oficiales, que teóricamente gestiona.

Para el politólogo marroquí Larbi Benotmán, el actual Ejecutivo se encuentra en una situación "anómala" porque "no dispone de instrumentos mediáticos", en referencia a que las cadenas de televisión oficiales o la agencia de prensa nacional MAP no son controlados por el gobierno, sino por "el Estado profundo", en alusión al entramado de poder en torno al Palacio.

Así -detalló-, los medios públicos cubrían antes las actividades de los ministros con más frecuencia que ahora, y esto lo explica porque el PJD y sus referencias islámicas "siguen sin ser aceptadas" por el sistema pese a todas las señales que el partido ha dado de sumisión a sus reglas.

La confrontación entre el Gobierno, concretamente el PJD, y los medios de comunicación públicos se intensificó desde la semana pasada cuando Benkirán, en uno de sus mítines, criticó expresamente a Samira Sitail, la directora de informativos de la segunda cadena pública 2M, con la que el PJD tenía una guerra no declarada desde hace años, una guerra que no ha remitido tras haber ganado las elecciones y llegado al gobierno en 2012.

La polémica ha ido creciendo y alimentándose estos días en la prensa marroquí con las réplicas de la propia Sitail o las críticas de miembros del PJD a la periodista por expresar una postura "política" contra el presidente del Gobierno.

Así, el diputado Abdelali Hamiedin, considerado uno de los ideólogos del PJD, deploró en conversación con Efe que los medios públicos se hayan convertido en "instrumentos en manos de algunos" (que no concretó) contra el Gobierno.

El ministro de Comunicación, Mustafa Jalfi, también del PJD y muy cercano a Benkirán, criticó la pasada semana en el Parlamento la calidad de los programas de la televisión pública por no respetar los valores nacionales y religiosos de los marroquíes.

La respuesta a Jalfi llegó el martes, cuando un grupo de periodistas, artistas e intelectuales, todos de tendencia progresista, laica y hostil al PJD, firmaron una petición en la que denunciaron "todo intento de tutela del sector audiovisual" del gobierno y del PJD, un comunicado que fue divulgado por la agencia oficial MAP.

Para los firmantes de la carta, entre los que está Samira Sitail, el Gobierno "quiere imponerle (al sector) una dimensión moral cuyo único fin es someterlo a una clara dominación".

El ministro de Comunicación replicó horas después y consideró que esa carta encierra "un discurso ideológico, discriminatorio y antidemocrático" y se preguntó por qué esos intelectuales niegan la posibilidad de debatir cuestiones relacionadas con los valores y la moral. Tal actitud -reflexionó- traduce "una tendencia a rechazar la diferencia, el pluralismo y la opinión del otro".

Este pulso entre los islamistas del PJD y las personalidades laicas no es sino un episodio más en los enfrentamientos entre estos dos campos, ya que la mayoría de los firmantes fueron los que promovieron hace dos años un manifiesto contra "el arte limpio", una idea defendida por el PJD antes de llegar al gobierno y pronto abandonada.

Otra polémica también similar ocurrió en 2012 cuando el ministro de Comunicación, Mustafa Jalfi, presentó una reforma de las televisiones públicas que se basaba en la obligatoriedad de emitir las cinco llamadas a la oración, la prohibición de la publicidad de los juegos del azar (prohibidos por el islam) o el intento de dar más protagonismo a los programas en árabe clásico.

El PJD, que ha perdido casi todas estas batallas, las está enfrentando solo y sin apoyos de sus supuestos socios en el gobierno: el Reagrupamiento Nacional de Independientes (RNI), el Movimiento Popular (MP) y el progresista Partido Progreso y Socialismo (PPS), tres partidos en teoría laicos, pero que en este último pulso "ni saben, ni contestan".

Mostrar comentarios