Gu Kailai, la "Lady MacBeth china" que dio al caso Bo aires de novela negra

  • Astuta, glamurosa y fría son adjetivos que han acompañado desde 2012 a la novelesca figura de la esposa del caído líder comunista Bo Xilai, Gu Kailai, condenada el año pasado por el asesinato de un empresario británico y que hoy ha sido testigo vital en el no menos mediático juicio de su marido.

Antonio Broto

Pekín, 23 ago.- Astuta, glamurosa y fría son adjetivos que han acompañado desde 2012 a la novelesca figura de la esposa del caído líder comunista Bo Xilai, Gu Kailai, condenada el año pasado por el asesinato de un empresario británico y que hoy ha sido testigo vital en el no menos mediático juicio de su marido.

Apodada "la Jacqueline Kennedy china" antes del escándalo, por ser la esposa de uno de los políticos más carismáticos y ascendentes del régimen, acabó siendo la versión oriental del shakespeariano "Lady MacBeth" al ser condenada a muerte el 20 de agosto de 2012 por el crimen del británico Neil Heywood (aunque la sentencia será conmutada a cadena perpetua en dos años).

Nacida el 15 de noviembre de 1958 en Linyi, localidad de la provincia minera de Shanxi (al oeste de Pekín), Gu es, como su marido, hija de un héroe revolucionario que luchó junto a Mao Zedong durante las guerras contra japoneses y nacionalistas del Kuomintang.

Última hija de los cinco que tuvo el general Gu Jinsheng, Kailai es un típico ejemplo de la llamada "segunda generación de comunistas" o "príncipes", que evitaron los duros primeros años de lucha y, en un ambiente privilegiado, cultivaron una personalidad ambiciosa y sagaz para la política más que para la guerra.

Gu se inclinaría sin embargo por la carrera jurídica, aunque antes sufriría junto a su familia, como otras en el poder, el caos de la Revolución Cultural, que en su caso le obligó a trabajar con apenas 10 años en una carnicería y en una factoría textil.

Tras la muerte de Mao, y ya en los 80, Gu fue enviada a estudiar Leyes al mejor campus de China para las letras, el de la Universidad de Pekín, época en la que conoció a Bo Xilai, ya entonces un joven político comunista con cargos provinciales en Liaoning (provincia del noreste del país).

Gu, que conoció a Bo en un viaje cultural de la universidad a Liaoning, se casó con él tres años después, en 1987, el mismo año en el que ella comenzaba a trabajar como abogada (es la segunda esposa del político, que tuvo un hijo con su primera mujer).

Ayudada por su carácter fuerte y avispado, y tal vez beneficiada por su matrimonio con un político de personalidad igualmente ambiciosa, Gu progresó gradualmente en la abogacía hasta que en 1995 fundó su propio bufete de abogados, que protagonizó importantes casos de renombre en la jurisprudencia china.

El más importante, y que le dio a conocer allende las fronteras, fue uno en el que Gu -que habla inglés- defendió a varias empresas de Liaoning implicadas en una disputa en Mobile (Alabama, Estados Unidos), que se decidió a favor de las compañías chinas.

La letrada escribió más tarde un libro llamado "Ganar un caso en EEUU", donde contaba su exitosa experiencia y aprovechaba para elogiar el sistema de China, del que destacaba, curiosamente, lo rápido que era sentenciando casos de asesinato, frente a la lentitud americana.

Poco se imaginaba Gu que dos décadas después iba a probar esa "eficiencia", cuando los tribunales de Hefei dedicaban un sólo día a la vista en la que era la acusada, si bien tardaron 12 días más en emitir sentencia.

Gu fue considerada culpable de haber asesinado con veneno junto a su asistente Zhang Xiaojun (condenado a nueve años de prisión en el mismo juicio) a Heywood, un amigo de la familia desde que Bo Xilai era alto cargo en Liaoning.

Debido a un "conflicto económico", Heywood acabó enfrentado con la abogada y su hijo, Bo Guagua, actualmente estudiante y casi refugiado en EEUU, hasta el punto que el británico, según los relatos del caso, llegó a amenazar a Gu con poner en peligro la vida del muchacho.

Gu, sin quererlo, se convirtió en un espinoso asunto para el régimen comunista, por su matrimonio con uno de los que estaban llamados a gobernar China, y por las ramificaciones europeas -británicas- de un juicio que se celebró, precisamente, cuando el Reino Unido estaba "distraído" celebrando las Olimpiadas de Londres.

Tras la condena a Gu, la esposa de Bo ha sido condenada al olvido en China, aunque las pocas menciones que de ella se han hecho en los medios del país asiático han sido para asegurar que ella tuvo gran parte de culpa en la espiral de ambición y poder en la que cayó su esposo.

Según la prensa hongkonesa, Gu era "poderosa y avariciosa" y "causó la ruina de su marido".

Además, dicen los observadores, su deseo de testificar en el juicio contra Bo ha enfurecido a éste, y supuestamente habría jurado divorciarse de ella si la ve en la banca de los testigos.

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