Gustavo Bueno aboga por "no sacralizar la democracia"

  • Gijón.- El filósofo Gustavo Bueno ha abogado hoy por crear una corriente de pensamiento "contrafundamentalista basada en no sacralizar la democracia", un sistema con "cantidad de imperfecciones" que, sin embargo, como adjetivo, "dignifica cualquier cosa".

Gijón.- El filósofo Gustavo Bueno ha abogado hoy por crear una corriente de pensamiento "contrafundamentalista basada en no sacralizar la democracia", un sistema con "cantidad de imperfecciones" que, sin embargo, como adjetivo, "dignifica cualquier cosa".

"Una ministra ha dicho sentirse en un estado de felicidad democrática y eso es una incoherencia; se habla hasta de música democrática, aunque nadie sabe lo que es", ha afirmado el catedrático emérito de la Universidad de Oviedo en una rueda de prensa.

Bueno, que posteriormente ha impartido una conferencia titulada "Fundamentalismo y Bioética", organizada por la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), ha responsabilizado al ex presidente Felipe González y al entorno de sus gobiernos de introducir el "fundamentalismo democrático" en la sociedad española.

Según Bueno, la palabra "fundamentalismo" ha sido cargada de desprestigio a lo largo de la historia aplicándola en un sentido peyorativo, cuando en sus orígenes se refería a un movimiento filosófico y religioso que perseveraba en mantenerse fiel a los fundamentos de sus respectivas doctrinas.

Hoy el fundamentalismo aparece conceptualmente asociado al integrismo y tiene una connotación negativa, que políticamente fue explotada por el PSOE a partir de las elecciones generales que ganó el PP liderado por José María Aznar, según ha explicado.

Bueno ha responsabilizado a Felipe González y al entorno de sus gobiernos de utilizar la carga negativa de la palabra fundamentalismo para referirse al PP y a sus dirigentes buscando una asociación vinculada a "algo retrógrado".

Al mismo tiempo, se ha revalorizado a la democracia, como algo que tiene valor en si misma, que está en estado puro, sin advertir de que "está contaminada por diversos elementos, como la corrupción", ha afirmado.

"Por definición, la democracia es un sistema basado en la soberanía del pueblo, pero para la ciencia el pueblo es un concepto tan oscuro como puede ser el de dios para la teología", ha destacado.

Según Bueno, existen al menos cuatro categorías de fundamentalismos: el primitivo, el religioso, el democrático y el científico, y precisamente este último apareció en escena vinculado a los primeros textos de bioética.

La bioética es una ciencia que nace de la necesidad de dar un cuerpo ideológico a los avances tecnológicos en medicina y biología que plantearon nuevos problemas sin resolver.

La eugenesia, el sentido ecológico de la vida, el aborto y la clonación fueron, entre otros, los elementos determinantes de la necesidad de tener una ideología que los asimilara, según ha afirmado.

Bueno ha reconocido dos tipos de bioética: una que pone al hombre como el centro del universo y otra que subordina el aspecto humano al conjunto de la vida en general, y ambas "son irreconciliables".

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