Hipotecas ventajosas para los colonos israelíes

  • En septiembre se cumple la tregua que concedió el Gobierno de Benjamín Netanyahu para congelar la construcción en los asentamientos israelíes. Con ese mes a la vuelta de la esquina, los palestinos temen que vuelva la expansión de los colonos en el territorio ocupado. Y es que las ventajas económicas para los israelíes que se trasladan allí son importantes, también para los promotores inmobiliarios.
Matt Beynon Rees | GlobalPost

(Jerusalén, Israel).Los negociadores palestinos han reiterado recientemente su rechazo a volver a las conversaciones de paz con Israel, a no ser que la actual congelación parcial de la construcción de asentamientos judíos se extienda cuando el acuerdo en vigor finalice en septiembre.

Tal y como revela un informe difundido por la organización de derechos humanos israelí B’Tselem, una paralización verdadera de los asentamientos tendría muchas más lecturas de lo que se percibe a primera vista.

El informe de B’Tselem sobre los asentamientos israelíes en Cisjordania documenta la enorme magnitud de la operación de los asentamientos de Israel. Según sus autores, se están pagando cientos de millones de dólares a colonos, promotores inmobiliarios y ayuntamientos como incentivo para expandir los asentamientos. Además, el informe explica la manera en que cada capa de la burocracia israelí continúa implicada en un proyecto expansivo que sucesivos Gobiernos se han comprometido a frenar en los foros internacionales.

Para esta organización de derechos humanos, no se trata ya de un tema político. Jessica Montell, directora ejecutiva de B’Tselem, asegura que la desigualdad de la vida en Cisjordania (bastante buena si uno es israelí, y bastante mala si se es palestino) es el resultado más inadmisible de los asentamientos, que además son ilegales bajo la ley internacional. “En Cisjordania tus derechos se basan en tu nacionalidad”, añade.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu accedió el pasado noviembre, presionado por EEUU, a una congelación parcial de 10 meses de la construcción en los asentamientos. Pero se ha negado a comprometerse a una renovación de ese pacto, aún cuando EEUU ha mediado con las dos partes para negociar de forma indirecta.

Miembros de B’Tselem apuntan que la congelación de los asentamientos no habrá valido de nada si el compromiso no se renueva. Cuando la paralización entró en vigor Netanyahu anunció exenciones para 2.500 viviendas. Las autoridades israelíes que gobiernan en Cisjordania dicen que ha habido 400 denuncias por “construcción ilegal” durante este periodo, aunque solo unas pocas construcciones han sido derribadas.

“El principal problema es que se trata de un periodo muy corto”, dice Montell. “El proceso de urbanización es largo, y muchos edificios se empezaron a levantar antes de la paralización o recibieron permisos justo antes. Si se renueva el pacto, entonces se verá el efecto”.

Si las construcciones se renuevan en septiembre, Israel probablemente comenzará una operación de proporciones monumentales. Desde la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, bajo los que se suponía que Israel iba a frenar la construcción de asentamientos, la población de colonos en Cisjordania ha pasado de 110.00 a 301.000 personas.

Aunque Israel reiteró al presidente de EEUU George W. Bush en 2003 su promesa de paralizar las construcciones, la población de colonos judíos ha aumentado un 30 por ciento.

Más del 20 por ciento del crecimiento de la población de colonos se debe a migración interna israelí, y no al “crecimiento natural” del que el Gobierno habla con frecuencia, refiriéndose a la necesidad de dar cobijo a la gente nacida dentro de los asentamientos. El aumento de población en esas zonas duplica la tasa de crecimiento en las zonas más activas del país.

¿Se debe esta migración a incentivos económicos? Bueno, en Tel Aviv, una ciudad cara donde los israelíes no reciben ayuda económica del Gobierno, la tasa de inmigración es negativa: la gente se está marchando.

En los asentamientos, los israelíes explican habitualmente que se han trasladado a vivir allí por la vivienda asequible, y no precisamente por razones ideológicas o bíblicas.El informe de B’Tselem subraya exactamente por qué le resulta tan atractivo económicamente a un israelí trasladarse a vivir a un asentamiento.

Los colonos tienen prioridad del Gobierno para recibir subsidios, aún cuando sus ingresos son generalmente un 10 por ciento mayores a la media israelí y la tasa de desempleo es inferior.La tierra está subvencionada, por lo que los pisos son más baratos.

Asimismo, los colonos reciben hipotecas ventajosas, con respaldo del Gobierno. El Ministerio de Construcción y Vivienda da una ayuda de 19.000 euros a los compradores de nuevas viviendas en los asentamientos. Los colonos pueden además solicitar una segunda hipoteca financiada por el Gobierno de 48.000 euros, y que según el propio organismo de control gubernamental carece “de cualquier criterio” para su aprobación.

Los profesores que viven en los asentamientos reciben beneficios que aumentan sus salarios hasta un 20 por ciento, incluido el pago del 80 por ciento de su alquiler y todos los gastos de viaje. No resulta sorprendente por lo tanto que el 25 por ciento de los colonos trabajen en el sector de la educación, lo que supone el doble del porcentaje de educadores entre la población general de Israel.En 2003 se canceló un beneficio fiscal a los colonos, pero los impuestos municipales en esas zonas son mucho menores que en Israel.

El Ministerio de Interior dedica más de 220 millones de euros anualmente a los municipios de los asentamientos, el doble de lo que reciben ayuntamientos que representan a una población similar dentro de Israel.

En B’Tselem destacan que hay muchas otras fuentes de financiación de los asentamientos que el Gobierno no ha revelado. “Incluso el tribunal de cuentas fue incapaz de definir cuánto dinero estaba dando a los asentamientos el Ministerio de Construcción y Vivienda”, asegura Eyal Hareuveni, autor del informe.

Algunos analistas plantean que el número de colonos es ahora simplemente demasiado grande para que puedan ser trasladados si hay un eventual acuerdo de paz. Montell rechaza esa afirmación. Según ella, si los incentivos económicos se terminan, muchos colonos volverán sin problema a Israel.

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