Historiadores revisan la batalla que trató de levantar el cerco de Cádiz

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 1 dic.- Un grupo de siete historiadores ha revisado cómo se desarrolló y qué consecuencias tuvo la Batalla de Chiclana (Cádiz), con la que el 5 de marzo de 1811 el ejército combinado de españoles e ingleses trató de levantar el cerco que la ciudad de Cádiz padecía desde hacía más de un año.

Aquella confusa jornada acabó con un sangriento e inesperado éxito del contraataque inglés que, desobedeciendo el plan de ataque, dispersó a los imperiales y se apoderó de la primera águila regimental francesa conquistada en España, según ha dicho a Efe el profesor Fernando Durán, editor del volumen que reúne las aportaciones de estos siete historiadores.

"La batalla de Chiclana. Estudios y testimonio reunidos con motivo del Bicentenario" es el título que ha recibido este volumen por parte de la Universidad de Cádiz, que ha reunido más de cuatrocientas páginas que tratan de aclarar qué sucedió en esa contienda que generó una polémica en la prensa que duró ochenta años, hasta 1891.

Según Fernando Durán, "la polémica no se ha cerrado aún" porque los tres países que intervinieron ofrecen visiones distintas y, si bien "los ingleses quedaron dueños del campo de batalla, con lo que técnicamente los aliados fueron vencedores del choque, los españoles no consiguieron lo que querían, levantar el cerco, y para los franceses quedó claro que nunca tomarían Cádiz".

El cerco de Cádiz habría de durar todavía más de un año, hasta superar los mil días y convertirse en el más largo de la edad contemporánea, lo que no evita que los ingleses consideren la Batalla de Chiclana como una clara victoria, y así la celebren y conmemoren, según Durán.

"El pequeño ejército expedicionario inglés acantonado en la gaditana Isla de León, que participaba en la defensa de Cádiz, no tenía previsto intervenir en acciones ofensivas, para que no se desperdiciaran las escasas tropas inglesas en España", según Durán, quien ha explicado que, no obstante, intervinieron en el ataque del ejército español, mandado por el general Manuel de la Peña.

El plan de ataque situaba a los ingleses del general escocés Thomas Graham en retaguardia con la misión de avanzar hacia los puestos de vanguardia que fuesen superando los españoles.

Cuando Graham observó que los franceses acometían la zona del Cerro de la Cabeza del Puerco, decidió incumplir el plan inicial y emprender contra ellos un contraataque en circunstancias desfavorables.

Con un elevado coste en bajas, los de Graham dispersaron a los franceses y se hicieron con el águila regimental, estandarte que contenía un enorme valor simbólico para los aliados, según Durán, quien ha explicado que los españoles no fueron en auxilio de los ingleses en cumplimiento del plan inicial y porque consideraron que su maniobra estaba destinada al fracaso.

Los aliados atacaron con entre 12.000 y 13.000 efectivos, de los que entre 4.000 y 5.000 estaban al mando de Graham, en su mayoría ingleses, pero también portugueses y una Legión Alemana, mientras que los franceses no dispusieron de más de 10.000 hombres al mando del general Claude-Victor Perrin.

El asedio de Cádiz llegó a contar con el doble de esos efectivos, pero el mariscal Soult, en fechas previas a la Batalla de Chiclana, había llevado parte de esas tropas a Extremadura, por la mayor trascendencia estratégica que entonces tenía Badajoz.

La Batalla de Chiclana se libró en una extensa franja arenosa de playas, colinas, pinares y lagunas, con el Caño de Sancti Petri al norte y el Cerro de la Cabeza del Puerco al sur, y además de un sangriento choque militar supuso desavenencias entre los aliados y "una encendida polémica sobre los hechos y las responsabilidades de la batalla" entre españoles, ingleses y franceses.