Hollande y Mohammed VI zanjan desavenencias entre Marruecos y Francia

Hollande concluyó la noche del domingo una visita de dos días a Tánger en que la que multiplicó con el soberano marroquí los gestos de amistad y proximidad.

Las dificultades entre ambos países "no solo han quedado borradas, sino sobre todo superadas", declaró el domingo Hollande ante la comunidad francesa reunida en el consulado.

El presidente francés aseguró asimismo que "abrió" con Mohammed VI "una nueva etapa" de la colaboración franco-marroquí.

El objetivo de este desplazamiento a Tánger, el gran puerto del norte de Marruecos, era demostrar que ha quedado zanjada la crisis diplomática de casi un año provocada por las denuncias por "tortura" presentadas en Francia contra el patrón del contraespionaje marroquí, Abdellatif Hammouchi. Y que ha llegado el momento de retomar los vínculos tradicionalmente fuertes de Francia con el reino, aliado de peso en materia de seguridad, política y economía.

"Mantenemos una cooperación que nunca ha cesado" y "nada podrá alterar", afirmó Hollande refiriéndose a la seguridad. Porque, precisó, los dos países están "confrontados a los mismos retos" en la lucha contra el terrorismo, sobre todo por parte del grupo yihadista Estado Islámico.

Francia y Marruecos, que recientemente endurecieron sus arsenales legislativos antiterroristas, decidieron sumar esfuerzos para la formación en el Instituto Mohammed VI de imanes que promuevan conforme a los "valores de apertura y tolerancia" y la "laicidad".

Según el equipo del presidente francés, "medio centenar de imanes franceses" al año podrían seguir una formación religiosa en ese instituto de Rabat, completada por una enseñanza cívica por parte de Francia.

Francia también desea reforzar su rango de primer socio económico de Marruecos en materia de inversiones, aunque ahora España sea la número uno de los intercambios comerciales.

"Somos capaces de tener socios excepcionales", sobre todo en los sectores del "automóvil, aeronáutica e infraestructuras", declaró Hollande, y recordó que "750 empresas francesas" están implantadas en Marruecos.

Renault posee desde 2012 una megafábrica cerca de Tánger con una producción anual superior a los 200.000 vehículos.

Acompañado por cinco ministros y una consistente delegación de empresarios, Hollande pudo descubrir los vagones nuevos del TGV marroquí suministrados por Alstom, tren de alta velocidad que debe entrar en servicio en 2017-2018 entre Tánger y Casablanca.

Ambos estadistas firmaron el domingo un "llamamiento de Tánger" de cara a la próxima conferencia sobre el clima (COP21) en París (30 de noviembre a 11 de diciembre) y a la siguiente, en 2016 en Marrakech. Los dos dirigentes prometieron trabajar "de la mano para el éxito de las dos citas".

Marruecos hace los deberes en la lucha contra el calentamiento climático y ha sido el segundo país africano en entregar su contribución a la conferencia de París, con el proyecto de pasar a un 42% de energías renovables de aquí a 2020 y un objetivo ambicioso de reducción de sus emisiones de gas de efecto invernadero de aquí a 2030.

La visita de Hollande recibió numerosas críticas por parte de organizaciones de defensa de los derechos humanos y de la libertad de la prensa. La asociación Reporteros sin Fronteras denunció violaciones de "la libertad de información" en Marruecos.

Otras protestaron por la próxima condecoración con la insignia de oficial de la legión de honor a Hammouchi, actual jefe de la Dirección General de la Vigilancia del Territorio. Hollande la confirmó en rueda de prensa aunque subrayando que no figuraba en "la agenda" de su visita.

La justificó por la calidad de la cooperación entre los servicios de información franceses y marroquíes", que ha permitido "prevenir cierto número de riesgos, amenazas, atentados" en Francia, Marruecos y Europa.

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