Del Gobierno de coalición que fracasó a la crisis de Errejón: Iglesias se la juega

Pablo Iglesias celebra un mitin con afiliados y simpatizantes del partido en Valladolid
Pablo Iglesias celebra un mitin con afiliados y simpatizantes del partido en Valladolid
EFE

Pablo Iglesias se juega el ser o no ser este 10 de noviembre. Asentarse como fuerza del cambio y poder influir en las decisiones de Gobierno o sufrir el temido 'efecto gaseosa' y desplomarse. El futuro es incierto pero el pasado es muy reciente. En concreto, para conocer la trayectoria de Pablo Iglesias hay que remontarse a 2014. Es ese año cuando le cambia la vida.

Él no lo asumió hasta que dos profesionales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado entraron en su rutina para acompañarle a todos los lados: dos escoltas. Fue el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien se dirigió a Pablo Iglesias para comunicarle que el Gobierno le debía poner protección y contravigilancia debido a que ya era eurodiputado. Unos meses antes era un desconocido profesor de universidad.

Pablo Iglesias tiene un refugio secreto que pocos conocen. Antes de ser padre, le gustaba evadirse en el pueblo abulense de Casavieja. Allí posee una pequeña casa de madera a la que solía escaparse cada vez que tenía ocasión. Ahora su vida es diferente, con dos mellizos y una tercera hija. Y su tono discursivo también lo es, como evidenciado en los dos debates televisivos.

Iglesias, en su atril durante el debate
Iglesias, en su atril durante el debate / EUROPA PRESS

El ascenso de Pablo Iglesias va unido a los medios de comunicación que ahora tanto critica. Fueron la herramienta que le sirvió para catapultarle a la categoría de personaje público. Más en concreto, fueron las televisiones las que le encumbraron. Circula incluso la teoría de que fue Pedro Arriola, el exasesor aúlico del PP, quien recomendó a Rajoy que se diera cobertura a los dirigentes de Podemos en las cadenas de televisión para aislar al PSOE de la escena pública. Divide al adversario y vencerás, pensaron. 

 El 15-M y Pablo Iglesias son también dos fenómenos asociados. De hecho, Podemos nació tomando como base ese movimiento ciudadano. Tras dos años trabajando y pensando la idea, una treintena de intelectuales, personalidades de la cultura, el periodismo y el activismo social y político, presentaron en enero de 2014 el manifiesto 'Mover ficha: convertir la indignación en cambio político'. Fueron los inicios de un partido que en 2015 y 2016 puso en jaque al PSOE. Fueron los años de la amenaza del temido 'sorpasso', que finalmente no se dio

En la siguiente legislatura llegó la guerra interna. Errejón, Luis Alegre, Bescansa... El propio Iglesias reconoce que este ha sido su gran error: centrarse en batallas con sus teóricos compañeros y, sobre todo, airearlas en público. Es ahí donde comenzó el declive de Podemos, al menos en las encuestas y surgieron nuevos contrincantes, como el Más País de Íñigo Errejón. Este 10 de noviembre se comprobará si esa crisis ha pasado factura a la formación o los morados han llegado para quedarse.

Lo cierto es que Unidas Podemos es el compañero de baile que ha escogido, al menos de momento, el PSOE de Sánchez. Pero, a su vez, es el partido al que los poderes económicos menos quieren. Especialmente los bancos, a quienes amenaza con un impuesto específico, y las eléctricas. Lo ha venido advirtiendo en varios debates y así está contemplado en el programa electoral morado. El Ibex e Iglesias, de nuevo, enfrentados

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