Ilham Alíev se postula a la reelección como presidente de Azerbaiyán

Bakú, 7 jun.- El presidente de Azerbaiyán, Ilham Alíev, en el poder desde 2003, volverá a optar a la Presidencia de este país del Cáucaso en las elecciones del próximo 16 de octubre después de que su partido le propusiera hoy ser su candidato.

El V congreso del partido Nuevo Azerbaiyán votó por unanimidad por la candidatura de su líder, quien abrió camino a su reelección hace cuatro años cuando modificó la Constitución para eliminar la limitación a dos mandatos en la jefatura de Estado.

El máximo órgano del partido también reeligió a Alíev como presidente de la formación, mientras que su mujer, Mehribán Alíeva, fue designada vicepresidenta, según las agencias locales.

Si gana las elecciones presidenciales, Alíev, de 51 años, culminará medio siglo de liderazgo de su clan familiar al final de la próxima legislatura.

Llegó a la presidencia de la antigua república soviética en 2003 para sustituir a su fallecido padre, Heidar Alíev, que fue a su vez el máximo dirigente de Azerbaiyán desde 1969 y hasta su muerte, salvo un paréntesis de diez años entre 1982 y 1993.

El actual presidente azerbaiyano fue reelegido en 2008 con el 89 % de los votos.

Pese a ser acusado de amordazar a la prensa independiente, prohibir las manifestaciones políticas y reprimir duramente a la oposición en el país, Alíev, además de ser considerado uno de los políticos más corruptos del mundo, es al mismo tiempo uno de los dirigentes más populares del espacio postsoviético.

La razón es que su llegada al poder coincidió con el inicio de la explotación de importantes yacimientos de crudo, lo que conllevó un espectacular crecimiento de la economía, un drástico aumento de los ingresos y la consiguiente modernización del país.

El número de personas que viven por debajo del umbral de pobreza se redujo también de manera espectacular, logro que le ha valido los halagos de la comunidad internacional.

Sin perder la amistad de Rusia, ha conseguido eludir las críticas por la involución democrática de Occidente, que ve en este dirigente al guardián de las ingentes reservas energéticas del Caspio, una alternativa al inestable Oriente Medio.