Investigar, negociar y regatear: así es protocolo ante un secuestro

    • Tras el secuestro, guardan un tiempo de silencio para generar tensión y luego mandan un vídeo de la víctima.
    • Es habitual que los grupos terroristas se vendan a los extranjeros secuestrados entre sí.

James Foley fue compañero del periodista español Manu Brabo en su reclusión en Libia.
James Foley fue compañero del periodista español Manu Brabo en su reclusión en Libia.
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Gestionar un secuestro es una de las tareas más complicadas a las que se debe enfrentar un servicio de inteligencia. Así lo desvela Pedro (nombre ficticio), un experto en la lucha antiterrorista de la Guardia Civil que pide mantener su anonimato por motivos de seguridad.

"Los terroristas, en vista del negocio que han montado en torno a los secuestros, han perfeccionado sus técnicas en cuanto a la captura de rehenes y exigencias posteriores. Hace unos años era todo muy rudimentario. Las reclamaciones no llegaban bien y era más fácil que todo acabara en desastre. Lo malo es que ahora dominan cómo hacerlo y las negociaciones son mucho más tensas. Saben lo que hacen", explica.

Normalmente secuestran a los extranjeros mientras se desplazan en vehículos o mientras duermen. "Bien montan un control en la carretera del que es imposible escapar, bien atacan mientras duermen para contar con el factor sorpresa. Es lo habitual. A pesar de que dos o tres yihadistas han llegado a secuestrar a grupos más o menos numerosos de personas, estas normalmente no intentan huir. Juegan con eso", señala Pedro.

Una vez se ha iniciado el secuestro, los introducen en un vehículo. "Es raro que vayan directamente al sitio destinado para el secuestro. En África es normal que tengan a los rehenes al aire libre. Saben que no pueden escapar porque morirían a los pocos días de hambre o de sed. En la zona de Siria van a diferentes cuarteles del grupo terrorista que sea. Siguen rutas largas, dan vueltas, quieren evitar ser seguidos. Tienen un punto de paranoia con eso", continua.Es habitual vender secuestrados

Cuando ya se han establecido en el lugar definitivo, comienzan las negociaciones. "Lo normal es que guarden un periodo más o menos prolongado de silencio. En primer lugar, mientras se organizan. Pero también para generar tensión en el país de la víctima. Ellos saben que los gobiernos se ponen nerviosos. Vivimos en una cultura de la inmediatez y no tener la información nos vuelve locos. Poco después hacen público un vídeo del rehén en el que suplica a su gobierno que negocie. Las exigencias suelen ser las mismas: dinero, armas y liberación de presos terroristas. Si los presos están en países ajenos al de secuestrado suele haber problemas por las presiones diplomáticas. A veces, el Estado Islámico también obliga a los secuestrados a explicar el motivo de su secuestro, que suele estar relacionado con una presunta decadencia de Occidente", asegura.

Una vez aparece el vídeo, entran en juego los negociadores profesionales. "Normalmente los servicios de inteligencia han estado trabajando durante ese tiempo y suelen tener una idea aproximada de quiénes son los autores y en qué zona concreta está. Se puede plantear una operación directa en el país, pero se tiene a intentar negociar. Es importante saber quién finalmente tiene al rehén. No suele ser el mismo que lo secuestró. Es habitual que los propios terroristas contraten a mercenarios para capturar, en un primer momento, a los extranjeros. Se quedan con el 10% del rescate, lo que ha hecho que los precios suban. Además, a veces entre los distintos grupos terroristas se intercambian o venden rehenes. Hay un verdadero negocio en torno a ello", comenta Pedro.

Cuando ya tienen claro quién es el secuestrador definitivo, intentan establecer contacto con ellos. "Antes era habitual que mandaran sus reclamaciones a través de un medio de comunicación o que incluso dejaran notas en el lugar del secuestro. Ahora, con las redes sociales, Internet y los teléfonos por satélite, ellos tienen sus propios canales de comunicación. Es habitual que los terroristas amenacen con matar a las víctimas, pero se sabe que en los países que pagan rescates, estos casos son mínimos. Les interesa que vivan., por lo que son capaces hasta de medicarles si es necesario. Saben que es más provechoso intercambiarlos.Vídeos para crear pánico

Mientras duran las negociaciones, los yihadistas envían vídeos periódicos, sobre todo si perciben que el caso ha dejado de tener influencia mediática en el país. Leen la presa extranjera a diario y, en función de ella, varían ligeramente su estrategia.

"Los terroristas suelen pedir al principio grandes cantidades de dinero que no esperan conseguir. Es un regateo que puede durar meses. Cuando por fin se fija la cantidad, se pacta el intercambio. Este puede ser o a través de un enviado del propio país que va de incognito y deposita el dinero bajo las instrucciones de los terroristas. Suelen darle un punto de encuentro y cuando llega allí, recibe instrucciones para cambiar de vehículo e ir a otro sitio. Puede repetirse durante 5 o 6 veces. Siempre existe el riesgo de que el negociador desaparezca y haya que empezar de nuevo, añadiendo que hay un secuestrado nacional más. Por eso, lo más normal es que actúe un mediador, un tercer país no europeo o una organización que opere sobre el terreno y que sea de la confianza de los terroristas. Ese dinero se vende como ayuda humanitaria, pero los gobiernos no suelen dar muchas explicaciones. Una cosa es que se sepa que negocian y otra airearlo. Eso sería contraproducente", detalla Pedro.

Cuando el dinero está entregado o las condiciones satisfechas, se produce la liberación del rehén. Siempre existe el miedo de que no lo entreguen, pero hay que entender que a los terroristas les interesa mantener la confianza. Nadie pagaría si no tuviera una mínima certeza de que el secuestrado va a volver. Puede salir mal, pero no es lo más habitual. El procedimiento para devolverle suele ser el mismo. Le suben en un coche con los ojos vendados y le dejan cerca de una frontera en la que pueda ser atendido. Allí ya entra en juego el país que sea. Mandan aviones militares y le traen de regreso. Lo cierto es que después de la tensión que vivimos durante meses, cuando ves a alguien que ha pasado todo tipo de penalidades volver sano y salvo… merece la pena", concluye.

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