Isabel II concede la Gran Cruz de Caballería al príncipe Andrés

  • Londres.- La reina Isabel II de Inglaterra ha nombrado a su tercer hijo, el príncipe Andrés, caballero de la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana, en una ceremonia celebrada en el castillo de Windsor, por sus "servicios personales".

Isabel II concede la Gran Cruz de Caballería al príncipe Andrés
Isabel II concede la Gran Cruz de Caballería al príncipe Andrés

Londres.- La reina Isabel II de Inglaterra ha nombrado a su tercer hijo, el príncipe Andrés, caballero de la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana, en una ceremonia celebrada en el castillo de Windsor, por sus "servicios personales".

Esta distinción depende totalmente de la discreción de la reina, sin intervención alguna del Gobierno, a diferencia de otros honores.

La orden supone un espaldarazo para el príncipe Andrés, representante del comercio exterior del Reino Unido, al que se le han criticado sus contactos con Jeffrey Epstein, un multimillonario estadounidense condenado por pederastia, o Tarek Kaituni, un traficante de armas libio.

El diario conservador "The Daily Telegraph" escribe hoy que, a la vista de las últimas informaciones sobre esas y otras amistades del príncipe, algunos se preguntarán por la oportunidad de la distinción, pero un portavoz del palacio de Buckingham explicó que la reina consideró que era "el momento de hacerlo".

El príncipe, de 51 años, ha sido también criticado en la prensa británica por sus contactos con miembros de la familia del dictador libio Muamar al Gadafi y sus amistades con hombres de negocios de Asia y Europa del Este de dudosa reputación.

El diputado laborista y ex secretario de Estado para Europa Chris Bryant calificó recientemente al príncipe Andrés de "motivo nacional de vergüenza".

Otro diario conservador británico, el Daily Mail, se pregunta también hoy si es "el momento adecuado para que la reina honre a Andrés después de sus lazos con un pederasta".

Graham Smith, del grupo Republic, criticó igualmente la decisión de Isabel II y se preguntó si era "sensible a la opinión pública británica" tras calificar el gesto de "excepcionalmente grosero".

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