Israelíes y palestinos vuelven a poner a cero el cronómetro de la paz

  • Israelíes y palestinos vuelven a poner a cero el cronómetro de la paz con la ronda de conversaciones preliminares que inician hoy en Washington bajo la mediación del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, esta vez sin las esperanzas que otros procesos llegaron a despertar.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 29 jul.- Israelíes y palestinos vuelven a poner a cero el cronómetro de la paz con la ronda de conversaciones preliminares que inician hoy en Washington bajo la mediación del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, esta vez sin las esperanzas que otros procesos llegaron a despertar.

"Las expectativas son muy bajas", aseguró hoy el ex ministro israelí de Justicia Yosi Beilin, quien considera sin embargo que ello puede ser precisamente una "ventaja" porque las partes podrán hablar sin presión diplomática y de los medios de comunicación.

Protagonista hace exactamente veinte años del proceso de Oslo, en el que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) se reconocieron por primera vez tras décadas de antagonismo, Beilin atribuye la reunión de Washington a la "perseverancia" del jefe de la diplomacia estadounidense, y no a que las partes tengan un particular interés en buscar una salida negociada.

Israel, señala hoy el veterano columnista Dan Margalit en el diario Israel Hayom, sólo puede salir ganando con estas conversaciones.

"Si no manda (a sus negociadores) con las manos vacías, sino a negociar realmente, pueden ocurrir dos cosas: que traigan un acuerdo, total o parcial, que sería la opción preferida, o que el mundo reconozca por algún tiempo que Ramala bloquea el ansiado acuerdo", opinó.

La alternativa de no acudir a Washington, agrega el columnista, no es realmente viable cuando el mediador es el principal aliado de Israel y "en la actualidad hay una campaña de incitación y desprestigio en cualquier supermercado europeo" contra el Estado judío, en aparente referencia a las nuevas políticas de la UE y a las crecientes campañas de boicot a productos israelíes.

En el caso del presidente palestino, Mahmud Abás, que hace dos años optó por buscar la solución a las aspiraciones nacionales de su pueblo a través del reconocimiento de la comunidad internacional, estas conversaciones no dejan tampoco de ser un compromiso ineludible.

"La Autoridad Nacional Palestina (ANP), una entidad creada con el consentimiento de Israel y financiada por países donantes encabezados por EEUU, no puede actuar libremente fuera de la esfera política estadounidense", afirma el columnista palestino Ramzy Barud en un artículo publicado por la agencia Maan.

Según éste, basta con echar un vistazo al "terrible" resultado de las finanzas de la ANP en 2012, y a las aún peores perspectivas para el próximo bienio, para entender su "excesiva dependencia económica" que le obliga a "seguir el juego".

En cualquier caso, y de no conseguir un acuerdo, Abás siempre podrá seguir sus iniciativas en las instituciones internacionales, en las que se ha anotado algún que otro tanto -más diplomático que práctico- al obtener el año pasado el reconocimiento del Estado de Palestina por más de 130 países y en la ONU.

Las conversaciones que comienzan hoy darán el pistoletazo de salida a la sexta ronda de negociaciones desde la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, en la que se consolidó la fórmula de "paz por territorios" contemplada en las resoluciones de la ONU 242 y 338.

Ambas partes negociaron antes entre 1993 y 1995 (Acuerdos I y II de Oslo), entre 1997 y 1998 (Protocolo de Hebrón y memorandos de Wye River y Sharm El Sheij), entre 1999 y 2001 (Conferencias de Camp David y Taba), entre 2007 y 2008 (Proceso de Anápolis), y en 2010, que duraron escasamente tres semanas.

La sucesión de fracasos y la sensación generalizada en israelíes y palestinos de que la otra parte no es un socio para la paz, no deja resquicio para un mínimo optimismo ante unas conversaciones ya definidas como "un pastel semicocinado que Kerry presenta a las partes como comestible".

Y es que, poco antes de su comienzo ya se han abierto las apuestas sobre cuánto tiempo durarán esta vez las negociaciones y sobre si un nuevo fracaso diplomático conducirá, o no, a un deterioro de la situación en un Oriente Medio ya turbulento.

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