Jáuregui disecciona la historia reciente de España a través de sus líderes políticos

    • En su último libro destaca que ZP no fue capaz de leerse el Estatut, que a Rajoy lo que le gusta leer es el Marca y que Aznar es un soberbio, pero la que manda en casa y en más cosas es Botella.
    • Señala que los políticos sabían que el Estado de las Autonomías era un Frankestein que se volvería en su contra, porque tenía que contentar a muchos y al final casi nadie ha quedado contento.
Libro de Fernando Jáuregui
Libro de Fernando Jáuregui
E. M.

El periodista Fernando Jáuregui (Santander 1950) ha vivido en primera persona gran parte de la historia de España. Con su labor de décadas ha estado cerca, conversado y compartido horas con casi todos los presidentes y líderes de partidos de la democracia -solo se le ha resistido, Pablo Iglesias-. Ha visto cómo España dejaba la dictadura, se situaba en el mundo y, también, como perdía algunas oportunidades.

Gracias a esta experiencia y el conocimiento cercano de lo que se cuece en la política y con un cúmulo de datos, grabaciones y apuntes ha escrito un libro fundamental para saber de cerca lo acontecido en nuestro país desde 1970 y las razones que estaban detrás de muchas decisiones. La editorial Almuzara ha publica Historia vivida de España, de Franco a Podemos 1970-2020, un libro que recoge la visión del periodista de la España de antes y la de hoy y escruta la personalidad de sus dirigentes.

Pese a todo, bueno y malo, se ha reafirmado y cree que España es un gran país. Sin embargo, echa de menos algo presente al principio de nuestra democracia: la cultura de pactos.

Admite que pocos presidentes supieron irse -sólo lo hiceron Adolfo Súarez y Felipe González- y que alguno de ellos no tuvo nunca que haber llegado dirigir las riendas de la nación. José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los que peor parado sale en el libro.

Sincero y objetivo, reconoce que le disgusta el escaso aprecio de los dirigentes políticos a los periodistas, aunque también admite que algo también habrán hecho mal los periodistas.

Tampoco se olvida de lo que acontece hoy en el terreno periodístico y alaba el periodismo digital, el futuro, aunque echa de menos el periodismo de calle.La corrupción siempre existió

También reconoce, pese a la opinón generalizada, que no pasamos por el peor momento de corrupción y que el peor momento fue la última legislatura de González, en el que la corrupción estuvo a punto de acabar con las instituciones. Y admite que el presidente González fue un hombre de Estado, pero que nunca debió ganar esa elección, por su bien y el del país.

Sobre José María Aznar, al que describe como soberbio, dice que nunca debió hacerse la foto de las Azores en 2003, en la que aparecía junto al ex presidente de Estados Unidos George W. Bush y el ex primer ministro británico Tony Blair, antes de que fuerzas aliadas occidentales invadiesen Irak cuatro días más tarde. Tampoco Aznar debió creerse que el milagro español era él, admite el periodista, que asegura que los responsables de ese milagro fueron los ciudadanos españoles, capaces de lo mejor y de lo peor.

Jáuregui reconoce el abuso con el dinero público y el tráfico de influencias, pero ha visto también abdicar a un Rey por sus errores.Antonio Garrigues, el Kennedy que España no pudo tener

Cree Jáuregui que España no ha tenido un Kennedy (y piensa en Antonio Garrigues) o una sociedad civil a la altura. Pero aún así aplaude el terremoto de Podemos -aunque no les vea capaces de gobernar- y pone en valor una Transición con muchos fallos, pero en la que por una vez -por qué no ahora- fuimos capaces de pactar.Catalunya sigue siendo el problema

Teme como todos los intelectuales desde que España es España que Catalunya siga siendo el problema. Y teme aún más que la dinámica perversa en la que anda sumida sea imparable con un Estado a los mandos de un Rajoy que deja que los problemas se pudran. Aún así, sigue siendo optimista.

Confirma que los políticos que la hicieron ya sabían que el Estado de las Autonomías era un Frankestein que se volvería contra sus creadores y contra todos, porque tenía que contentar a muchos y al final casi nadie ha quedado contento. Y porque los agravios se agudizan y las ideas confederales sin pensar pueden llevarnos a un punto muerto o a un callejón sin salida.El síndrome de La Moncloa existe

Sabe, porque se lo han confesado, que el síndrome de la Moncloa existe, porque allí si te equivocas solo queda el presidente y le mandan a hacer puñetas. Y desvela en su libro algunas maldades, como esa en la que deja caer que ZP ni siquiera había sido capaz de leerse el Estatut, que lo que de verdad le gusta leer a Mariano es el Marca y que Aznar será un soberbio pero la que manda en casa y en más cosas es Botella. España misma.

Es lo que Jáuregui hace en su libro, un retrato de lo que somos a través de los políticos y su historia. Que no nos engañemos, es la nuestra. Porque ellos no dejan de ser un reflejo de lo que somos todos nosotros. La conoceremos mientras haya periodistas de calle que estén ahí para verlo y contarlo. Para que la gente sepa.

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