Jérôme Champagne, entre la diplomacia y el fútbol

  • Diplomático de formación pero apasionado por el deporte desde muy joven: la vida del francés Jérôme Champagne empezó en las relaciones internacionales y en la política, pero pronto pasó a la gestión del fútbol y ahora aspira a ser el nuevo presidente de la FIFA.

Una organización que conoce bien por haber ocupado distintos cargos, especialmente la secretaría general adjunta de 2002 a 2005, y por haber sido en el pasado un hombre de confianza de Joseph Blatter, una etiqueta que para muchos puede pasarle factura.

Por ese 'pecado original', en una época en la que los dirigentes de la era Blatter han quedado marcados por la sombra de la sospecha, Champagne ha redoblado sus esfuerzos para presentarse como un reformador sin nada que esconder.

"No me avergüenzo de los años que he pasado en la FIFA. Para llevar a cabo las reformas se necesita a alguien que conozca la organización desde el interior", se defendió cuando anunció el pasado mes de octubre su candidatura.

Pero su primer contacto con el fútbol se remonta a sus años de juventud. Hincha del Saint-Etienne, al que apoyó en Glasgow en 1976 en la final de la Recopa de Europa perdida por los 'Verts' ante el Bayern de Múnich, comenzó ese año, cuando tenía apenas 18 años, a colaborar con la revista France Football.

Siete años de artículos periodísticos para la publicación que creó el Balón de Oro y que compaginó con sus estudios en el prestigioso Instituto de Estudios Políticos (IEP) de París, donde ingresó en 1978 y en el que se diplomó en 1981.

De 1983 a 1997, ocupó distintos puestos diplomáticos en embajadas y consulados franceses, que le llevaron a vivir en Omán, Cuba, Brasil y Estados Unidos.

Siendo cónsul general adjunto en Los Angeles, Champagne conoció a dirigentes del Comité de Organización del Mundial de fútbol de Francia-1998, entre ellos Michel Platini, y pasó después a ser asesor diplomático y jefe de protocolo del equipo organizador de aquel evento.

Gracias a ese nuevo cargo conoció a Joseph Blatter, entonces secretario general de la FIFA y candidato a la sucesión de Joao Havelange, al que reemplazó en la presidencia de la FIFA en junio de 1988.

Blatter llamó a Champagne entonces como asesor internacional, empezando así una etapa de colaboración de once años en la máxima organización del fútbol mundial.

Los tres años (2002-2005) como secretario general adjunto le dieron popularidad, pero su rostro era habitual en reuniones del fútbol.

Participó en distintos proyectos y funciones, principalmente en el ámbito internacional, entre ellas el lanzamiento del programa "Ganar en África con África", en colaboración con el gobierno sudafricano para que el continente obtuviera un legado duradero del Mundial de Sudáfrica-2010, el primero en África.

Abandonó la FIFA en 2010 autodefiniéndose como un "fusible político" y desde entonces trabaja como asesor deportivo de distintos clubes y federaciones nacionales. En esta nueva etapa ha tenido que mediar en conflictos como los de las Federaciones de fútbol de Israel y Palestina o los de las Federaciones Greco-Chipriota y Turco-Chipriota.

Apasionado además de la vela y del FC Barcelona, del que es socio desde 2009, es también un 'bon vivant' que disfruta con la comida y con grandes inquietudes culturales, que van de la música de U2 a las pinturas de Salvador Dalí, pasando por el cine de los hermanos Coen.

Un amante de la comedia que llega a las elecciones de la FIFA como 'outsider', pero que espera poder terminar con la tragedia griega que vive la organización desde el pasado mes de mayo.

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