Juncker: el "Señor Euro" adicto al tabaco y la cafeína

    • Juncker lleva casi veinte años moviéndose por los pasillos de Bruselas con distintos cargos.
    • Es un fumador empedernido, y algunos artículos han hablado de supuestos problemas con el alcohol.

Es todo menos un hombre nuevo. Conocido por su sentido del humor y su pragmatismo, para Jean Paul Juncker la Unión Europea no tiene secretos. Es el candidato que apoya la Canciller alemana,  Angela Merkel pero en las filas del PP europeo no todos le eran favorable.  Más de uno hubiera preferido que el candidato a presidir la Comisión fuera el francés Michel Barnier. Precisamente por el mismo motivo que aduce el Primer Ministro británico, David Cameron, que lo considera un hombre de la crisis, una etapa de la que hay que pasar página.

Como Ministro de Economía de Luxemburgo, en 1989 participó en la redacción del Tratado de Maastricht.  Ya en 1995, como Primer Ministro de su país, comenzó  a asistir a todos los Consejos Europeos.

El luxemburgués es contrario a la adhesión de Turquía a la UE y favorable a las políticas de austeridad. Apodado “Monsieur Euro”, ‘Señor Euro’, desde que ocupó (2005 -2013) la presidencia del Eurogrupo.

“Su papel fue lamentable porque demoró las soluciones a la crisis”, opina Clavero con respecto a la gestión de la crisis del euro desde el Eurogrupo. Otros creen que Juncker consiguió evitar ‘lo peor’ durante la crisis. Según publica la revista francesa L’Express, citando a una diputada de su país, Astrid Lulling, “fue Juncker el que paró los piés de Alemania que reclamaba, durante lo peor de la crisis del euro, la expulsión de la eurozona”.

Con 59 años es adicto a la nicotina y al café, y según la prensa alemana no desdeña nunca tomarse una “una copa”, aunque “no afecta a su trabajo”.

LA PRESIDENCIA DE LA COMISIÓN, UN PAPEL CLAVE

Presidir la Comisión no significa dirigir  la Unión Europea pero su peso es considerable. Desde un punto de vista institucional la gestión de la UE es muy compleja y tiene tres pilares, “la Comisión como órgano ejecutivo propone y los colegisladores (el Consejo y el Parlamento, disponen cómo se hace). Últimamente además, la Comisión ha instrumentado y controlado lo dispuesto”, explica Gustavo Matías Clavero, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y del IE.

Además, la Comisión vela por que se cumplan los Tratados Europeos, conduce los procesos legislativos, y representa la Unión Europea en el exterior. No es de extrañar que los países se disputen sillones, o que el Reino Unido se opusiera a Juncker. “Creo que es la actitud de un buen negociador, oponerse para sacar ventaja”, dice Matías Clavero.

Y es que en Europa todo es cuestión de equilibrio. Los 28 no sólo deben ponerse de acuerdo sobre quién presidirá la Comisión,  también sobre quién presidirá el Consejo y sustituirá a Hermam Van Rompuy. Esa  presidencia, la del Consejo, junto con el responsable del servicio diplomático y la presidencia del Eurogrupo "serán discutidos posteriormente",  probablemente en julio

Con la confirmación de Juncker al frente de la Comisión se mantendrá una línea continuista con las políticas llevadas a cabo por el portugués, Jose Manuel Durao Barroso.  “Las diferencias son de  mínimos salvo que se produzca un cambio de actitud del Consejo y del Parlamento. En la gestión de la comisión, no habría cambios”, apunta Matías Clavero.

“De momento, hasta que no se constituya el Parlamento es precipitado aventurar más allá, pero parece que lamentablemente serán pocos los cambios. Las declaraciones de Juncker y su programa no parecen indicar cambios sustanciales”, asegura el economista. Al fin y al cabo, son dos hombres liberales  y del mismo partido.

“La integración europea necesita cambio más valientes” asegura Clavero. Pero no todo depende de Juncker. Los jefes de Estado y Gobierno del Consejo deben también decidir sobre la orientación que se dará a la política europea en los próximos cinco años. A este respecto Italia y Francia demandan un mayor impulso de la inversión y el crecimiento.  Es muy posible que los próximos cinco años que Juncker ocupará al frente de la Comisión no se vean monopolizados por la crisis y la austeridad como lo fueron los últimos años de Barroso.

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