La foca monje encuentra en Mauritania uno de sus últimos refugios

  • Nuakchot, 9 mar (EFE).- Uno de cada tres ejemplares de foca monje, de las apenas 500 que quedan en el mundo, ha encontrado en la península mauritana de Cabo Blanco, a escasos kilómetros de la capital económica del país, uno de sus últimos refugios.

Nuakchot, 9 mar (EFE).- Uno de cada tres ejemplares de foca monje, de las apenas 500 que quedan en el mundo, ha encontrado en la península mauritana de Cabo Blanco, a escasos kilómetros de la capital económica del país, uno de sus últimos refugios.

Para estos mamíferos de hasta 360 kilos de peso y tres metros de longitud, que se encuentran entre las especies más amenazadas de extinción, ese paraje natural cercano a Nuadibú constituye una de sus principales oportunidades de supervivencia.

Conocedoras de esta situación, las autoridades mauritanas decretaron en 1986 la bautizada como "costa de las focas" como zona de acceso prohibido y han mantenido ese privilegio con el objetivo de proteger a la colonia de la amenaza inherente a la actividad pesquera.

Miembros del cercano Parque Nacional del Banco de Arguin patrullan cada día sus cerca de dos kilómetros cuadrados de superficie a bordo de zodiacs con el apoyo de la Marina Nacional.

Pero los esfuerzos de esos equipos y del plan de salvamento de esos animales lanzado en 2001 en el país, que prohíbe toda actividad humana en dicha costa, chocan muchas veces con la fuerza de la naturaleza.

Las colonias más numerosas de focas monje se encuentran en grutas y los ejemplares más pequeños a menudo mueren tras ser golpeados por las olas contra las rocas, o son separados de sus progenitores y quedan a merced de las corrientes dominantes.

"Hace falta buscar una solución rápida al deterioro del hábitat de las focas monje", dijo a Efe el consejero sobre desarrollo sostenible del Parque Nacional del Banco de Arguin, Mohamed Mahmud Uld Yehdhih.

A su juicio, no obstante, la consecución de una solución consensuada se ve obstaculizada por divergencias políticas en torno al estatuto de dicha península, un pedazo de la cual abarca parte del Sahara Occidental, disputado por Marruecos y el independentista Frente Polisario, y la otra ocupa territorio mauritano.

Declarar esa península como zona marítima protegida transfronteriza, tal y como han apuntado diversos organismos implicados en la protección del medio ambiente marino, pondría a disposición de la comunidad científica un "El Dorado" inestimable.

Y, además, simplificaría y agilizaría la petición de trámites para investigar sobre la zona, según el experto.

Aún hoy quedan pendientes de respuesta las razones por las que la población mauritana de focas monje se redujo a la mitad en 1997, al no haberse determinado si fue por patología o intoxicación.

Hasta la fecha, el mayor esfuerzo de investigación y seguimiento de esos animales lo lleva a cabo la fundación española CBD-Habitat, que ha creado una reserva para la conservación de su entorno en Cabo Blanco.

Esa institución comenzó sus actividades en el país en 1995, donde desde entonces se ocupa del seguimiento de la última colonia de focas monje en la península.

Y paralelamente, según dijo a Efe el director adjunto del proyecto de CBD en Mauritania, Hamdi Uld M'bareck, ofrece cursos de educación medioambiental a los escolares de Nuadibú, y talleres de pesca sostenible y responsable a los pescadores de la zona.

Esfuerzos como los suyos empiezan a conseguir resultados palpables.

"Hemos asistido a una duplicación en el nivel de nacimientos y a la recolonización de toda la costa de la península", se felicita M'Bareck, para quien "a la hora de reproducirse la foca comienza a ocupar su hábitat natural, es decir, las playas, en lugar de refugiarse en las rutas".

A ello se añade otro logro destacable: la integración de los pescadores en el proyecto de la fundación, hasta el punto de que no sea raro que cuando alguno encuentra un bebé foca lo entregue a los miembros de la CBD, para que observen su estado de salud antes de devolverlo al mar.

Superadas esas pequeñas batallas a nivel local, sin embargo, no faltan ahora enemigos más grandes contra los que luchar, como los buques industriales de pesca, que según el responsable del CBD, son titanes "imposibles de controlar".

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