Sao Paulo, 20 abr.- La primera fase del juicio de la masacre de 111 presos en la cárcel de Carandirú de Sao Paulo, ocurrida en 1992, quedó hoy vista para sentencia después de la presentación de los alegatos finales de la defensa y la acusación.
Los jurados, seis hombres y una mujer, se retiraron a una sala privada donde tendrán que responder un largo cuestionario para decidir sobre la responsabilidad de 26 policías en el asesinato de quince prisioneros, según informó el Tribunal de Justicia de Sao Paulo.
El veredicto puede ser anunciado en las próximas horas o días, dependiendo de lo que duren las deliberaciones, y posteriormente el juez José Augusto Nardy Marzagão dará a conocer la sentencia si son hallados culpables.
El fiscal Fernando Pereira da Silva pidió hoy la absolución de tres reos por entender que no participaron en los asesinatos y además solicitó que se exima a los 23 acusados restantes de dos de los quince asesinatos que centran esta primera parte del juicio.
La abogada defensora, Ieda Ribeiro de Souza, argumentó que las acusaciones son "genéricas" y afirmó que no hay pruebas que incriminen a los reos en muertes concretas, por lo que demandó la absolución de todos.
"En el derecho penal, la persona debe ser juzgada por lo que efectivamente hizo, no por la conducta de toda la tropa", afirmó la abogada en su alegato final, según informó el Tribunal.
La acusación sostuvo que los 79 policías acusados dispararon aquel día, 2 de octubre de 1992, y que lo hicieron con la "intención de matar" a los presos, que participaban en un motín.
Los policías que declararon ante el tribunal admitieron haber disparado, pero dijeron que no pudieron certificar si causaron bajas porque el pabellón de la cárcel estaba en "penumbra".
Según la fiscalía, la situación de baja luminosidad se contradice con la puntería de los agentes, que acertaron 515 balazos en el cuerpo de las 111 víctimas mortales, 126 de ellos en la cabeza, según cifras del informe forense.
Los fiscales también denunciaron la destrucción de pruebas y acusaron a los agentes de haber colocado en la escena del crimen trece armas de fuego con el objetivo de fingir que los presos estaban armados y justificar el tiroteo.
Al concluir el turno de réplica, la acusación exhibió diez minutos de la galardonada película "Carandirú", del director argentino-brasileño Héctor Babenco, que trata de la matanza.
La Justicia tiene previsto procesar en total a 79 policías, pero ha dividido el proceso en cuatro fases, dada la gran cantidad de acusados en este caso, por el que todavía nadie ha cumplido condena.
El comandante que dirigió la operación, el coronel Ubiratán Guimarães, fallecido en 2006, fue condenado en 2001 a 632 años de cárcel y absuelto después en una apelación.
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