La sede de Gamesa en EE UU despedirá a parte de sus trabajadores

  • La sede de Gamesa, empresa de aerogeneradores que cotiza en el IBEX 35, en Estados Unidos despedirá temporalmente o reubicará a 150 de sus empleados a partir de enero. La empresa líder en productos de energía renovable también está acusando la falta de demanda por culpa de la crisis.
Molinos de viento en Los Monegros (Aragón)
Molinos de viento en Los Monegros (Aragón)
Albert Gea | Reuters
Cindy Skrzcki | GlobalPost para lainformacion.com
Cindy Skrzcki | GlobalPost para lainformacion.com

(Pittsburgh, EE UU). Los obreros de la siderurgia que hace 30 años trabajaban en los altos hornos y en los talleres de laminación de Pittsburgh nunca imaginaron que su oficio acabaría siendo tan ecológico o que empresas extranjeras les buscarían por sus destrezas.

La convergencia de elementos políticos y económicos ha permitido que la empresa española Gamesa Corporación Tecnológica eche raíces en Estados Unidos en uno de los lugares más improbables del mundo: las fundiciones de acero de Pensilvania, otrora famosas por su poder contaminador.

Gamesa, uno de los valores del IBEX 35, es uno de los principales fabricantes mundiales de aerogeneradores.Desde su llegada en el 2004, la empresa se había convertido en uno de los motores de creación de empleos "verdes" para obreros y ha reducido las emisiones de CO2 derivadas de la generación eléctrica. Gamesa también es parte de la renovación que vive Pittsburgh y sus alrededores tras la desaparición de la industria siderúrgica a comienzos de los años 70.

Además de ser un generador de empleo, el éxito de Gamesa en EEUU es objeto de comentarios en el mundo entero como un ejemplo de esfuerzo para reducir las emisiones con energía eólica. Gamesa y otras empresas  de renovables de la zona de Pittsburgh también llamaron la atención de los líderes del G-20 que se reunieron en la ciudad el pasado otoño.

De hecho, Gamesa fue una de las escalas de la campaña del presidente Barack Obama para hablar de energía renovable y empleos "verdes". Las instalaciones de Gamesa en Pensilvania, donde se han invertido 200 millones de dólares, son un ejemplo de modernización de zonas que pertenecían a la industria pesada.

Hoy son zonas manufactureras "limpias" pero muy vinculadas al acero: el 90 por ciento del peso de un aerogenerador corresponde a acero, equivalente a unas 250 toneladas. La empresa emplea a unos 700 trabajadores en Pensilvania, principalmente en una planta de aspas en Ebensburg, a unos 90 minutos de Pittsburg, y una fábrica de aerogeneradores en Fairless Hills, cerca de Filadelfia, en el sitio de una antigua siderúrgica norteamericana.

El crecimiento de Gamesa también ha creado empleos ecológicos en otras empresas locales con una larga historia en Pittsburgh. PPG Industries Inc., un proveedor de Gamesa, producía láminas de vidrio y pinturas y fue fundada a comienzos del siglo XIX. Pensilvania acoge a más de 100 subcontratistas de Gamesa y ha logrado atraer la inversión de empresas como la también española Hine S.A., que produce sistemas hidráulicos utilizados en aerogeneradores.

"Nos gustaría que todos vinieran a trabajar con nosotros en Pensilvania y que nos convirtiéramos en el centro de energía eólica del país", afirma Michael Peck, director de relaciones externas de Gamesa North America, en Filadelfia.

Y así parecía que era hasta que llegó la crisis económica. Tras el auge del 2008, los pedidos de torres y aerogeneradores cayeron drásticamente debido a la falta de financiación. A la reticencia de la banca se sumó la falta de una incertidumbre normativa, tanto en lo que se refiere a los acuerdos de Copenhague como a la legislación sobre el cambio climático del Congreso estadounidense.

Ésta última impondría objetivos para reducir las emisiones del efecto invernadero y fijaría un sistema de cuotas de intercambio de derechos de emisión para el sector. Estos cabos sueltos crearon incertidumbre normativa, la ruina de cualquier sector en crecimiento. Peck afirma que les gustaría ver compromisos sobre la porción de la cartera de energía que se dedicará a energías renovables. De esta manera, afirma, se produciría un impulso instantáneo del mercado [de fabricación e instalación] y EE UU seguiría siendo el mayor mercado mundial para la producción generación y nuevas instalaciones energía eólica.

El sector ha presionado para que de aquí al 2025 el 25 por ciento de la electricidad provenga de fuentes renovables. La industria eólica argumenta que con los incentivos adecuados y nuevas tecnologías, se podría llegar al 20 por ciento en 20 años. Pensilvania se ha propuesto que el 18 por ciento de la electricidad del estado sea renovable de aquí al 2021.

"Se establece una base de expectativas y esto es lo que regula la inversión", afirma Peck. A nivel general, ha habido una desaceleración de la tasa de crecimiento de las instalaciones de energía eólica, que se calcula llegará al 20 por ciento este año. En 2008 fue del 50 por ciento.

La desaceleración también ha perjudicado a Gamesa. En Ebensburg, unos 150 trabajadores se verán afectados por un despido temporal o una reasignación de tareas a partir de enero. Por ahora, la empresa ha decidido realizar mejoras en las instalaciones para prepararse para cuando vuelvan a llegar los pedidos. Antes se vendía todo lo que producía la planta.

La mayoría de los empleos creados en Pensilvania tiene sus raíces en el negocio siderúrgico. Los trabajadores del acero (agrupados en United Steelworkers) crearon sindicatos en Gamesa como parte de su objetivo de crear empleos bien pagados y ambientalmente correctos. La fabricación de aerogeneradores se apoya en la experiencia de mecánicos, soldadores y otros trabajadores capacitados. Los ex empleados del acero y el carbón a menudo tienen el perfil adecuado.

Rob Witherell, representante de los trabajadores siderúrgicos de Pittsburgh, dice que cuando se corrió la voz de que Gamesa buscaba empleados en Ebensburg, aparecieron 3.000 candidatos para 200 puestos. Troy Galloway era uno de ellos. Era un trabajador del metal en Johnstown que fue despedido temporalmente después de 15 años con U.S. Steel. Galloway se metió en el negocio inmobiliario y montó una empresa de construcción.

En 2006, aterrizó en Gamesa, aprovechando sus conocimientos de maquinaria y ordenadores en las nuevas instalaciones de Ebensburg. "Es un trabajo de esos en los que te encuentras a gusto, porque sabes que estás haciendo algo bueno por el medio ambiente", dice Galloway y añade que puede ver cada día el fruto de su trabajo en los molinos de vientos que se encuentra de camino al tajo.

*(Nota: Este texto ha sido editado por la redacción de Lainformacion.com para adaptar su contenido al público español).

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