En esta legislatura que tiene pinta de terminar en aborto se juegan dos partidos de sumo interés. Podríamos compararlos incluso con dos semifinales de algún torneo importante. Pero uno de los encuentros reviste mucho más atractivo que otro.
Por un lado, en el PP se gesta un cambio de liderazgo. Rajoy está agotado, y la mayoría de los suyos lo sabe. De momento, solo unos pocos se han atrevido a decírselo, a través de una carta firmada por cinco ministros, de la cual informó en exclusiva Bárbara Barrón este periódico. Y como nos cuenta hoy Fernando H. Valls, Soraya tampoco podrá recoger su testigo.
El presidente del Gobierno en funciones ha perdido la poca credibilidad política que le quedaba. Su capacidad para articular un acuerdo de legislatura estable se reduce en estos momentos a cero. La única posibilidad de supervivencia política de Rajoy pasa por aumentar el número de escaños de su partido en unas nuevas elecciones, propósito harto difícil de llevar a cabo si él se empeña en repetir como candidato.
Pero no eso no basta.
Además necesita lograr el más difícil todavía: que también Ciudadanos, única opción factible del PP para pactar y alcanzar una mayoría absoluta, aumente sus escaños. ¿Es razonable esperar que los de Rivera arrebaten más votos al PSOE que al PP en una segunda vuelta electoral? Supongo que para un político entre la espada y la pared como Rajoy cualquier escenario le parece más razonable que rendirse a la evidencia.Objetivo de Iglesias: superar al PSOE
El segundo gran partido de esta legislatura -la segunda semifinal- interesa mucho más que la primera. ¿Quién será la primera fuerza de oposición? Cada equipo tiene las miras puestas en una meta distinta: Rajoy quiere sobrevivir, Sánchez, echar a Rajoy, Iglesias, sustituir al PSOE como alternativa a la derecha.
Desde hace muchos meses, Pablo Iglesias ha emprendido una operación de acoso y derribo contra los socialistas y contra su endeble líder, Pedro Sánchez. En constantes apariciones en los medios de comunicación, sus ataques contra el PSOE han alcanzado un extremo rayano en la obsesión: "El PSOE pacta con el PP", "Sánchez se someterá a Rajoy", "los socialistas dicen una cosa y luego hacen otra"... una recopilación de sus últimas declaraciones públicas podrían resumirse en seis o sietes mantras parecidos estos.
Creo, como diría Valdano, que Iglesias está 'leyendo' este partido mejor que ningún otro. Cuestión distinta es que lo gane. Pero no cabe duda que interpreta mejor que nadie los signos de los tiempos. Porque a día de hoy, lo más probable es que tengamos elecciones en Primavera. Y en dichos comicios, Iglesias sólo tiene un objetivo: convertirse en el partido hegemónico de la izquierda en España. Su campaña electoral comenzó hace tiempo. Ayer sólo fue un acto más. Y el PSOE no se ha enterado.
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