La sociedad censura la sumisión de España a los mercados según F.Alternativas

  • La Fundación Alternativas cree que ha empeorado la calidad de la democracia en España, sobre todo por la percepción de la ciudadanía de la sumisión del poder político a los mercados y la incapacidad del Gobierno, sea cual sea, de sacar sus políticas sin las interferencias de los poderes económicos.

Madrid, 24 mar.- La Fundación Alternativas cree que ha empeorado la calidad de la democracia en España, sobre todo por la percepción de la ciudadanía de la sumisión del poder político a los mercados y la incapacidad del Gobierno, sea cual sea, de sacar sus políticas sin las interferencias de los poderes económicos.

Así se pone de manifiesto en el "Informe sobre la democracia en España 2011", al que ha tenido acceso Efe, que analiza la actuación del Gobierno en el año 2010, sus proyectos y sus resultados; las líneas estratégicas de la oposición; la evolución de la opinión pública; los problemas que se plantean a propósito de la democracia interna de los partidos políticos o la corrupción política.

Según este estudio de la Fundación Alternativas, afín al PSOE, en 2010 se detectaron dos cambios sustanciales en la política española: la emergencia de un nuevo poder fáctico llamado "los mercados" y la falta de credibilidad del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, "hiciese lo que hiciese o dijese lo que dijese".

A la hora de medir la calidad de la democracia española, los expertos consultados por esta fundación señalan que el mayor deterioro se corresponde con la independencia de los gobiernos nacionales frente al exterior.

Esta sumisión podría conducir a que la sociedad se sienta menos representada al comprobar cómo la toma de decisiones políticas sobre sus intereses se traslada desde el proceso electoral a espacios ajenos a la participación ciudadana.

Llevada al límite esta tendencia, advierte el informe, los ciudadanos podrían preguntarse para qué votar.

De ahí que su confianza en los principales actores políticos, el Gobierno y la oposición, nunca haya sido tan baja como ahora, ya que 2010 fue el primer año en el que la clase política, según los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se convirtió en uno de los tres primeros problemas de los españoles.

El documento resalta que Zapatero vivió en 2010 su peor año por la persistencia de la crisis económica y por su gestión de la misma, "marcada primero por el tardío reconocimiento de los problemas" y después por "las medidas contradictorias" que tomó.

Zapatero, además, defendió "con la misma vehemencia e intensidad" unas medidas, por ejemplo la necesidad de planes de estímulo económico, que las contrarias, como la estabilización fiscal, la congelación de las pensiones o la bajada del sueldo a los empleados públicos.

Así las cosas, la Fundación Alternativas concluye que la ciudadanía percibió mayoritariamente a "un Zapatero contradictorio" y "sometido a los intereses de sus socios europeos y al diktat de los mercados".

Y añade que el Gobierno actuó con "una cierta esquizofrenia", ya que tenía que responder a las urgencias de los mercados, que exigían reformas y otra política económica, y, al mismo tiempo, tenía que negociar con los partidos y los agentes económicos, que pedían lo contrario.

Primar la gestión de la crisis económica sobre cualquier otro aspecto debilitó el sustrato ideológico del proyecto socialista, ya que la opinión pública acusó al Ejecutivo del PSOE de las dificultades.

El desgaste del Gobierno se acentuó después del anuncio del plan de ajuste de mayo y fue en la segunda mitad de 2010 cuando la ventaja electoral del PP se amplió, aunque basada más en el deterioro en los respaldos electorales del PSOE que en la capacidad del Partido Popular de cosechar nuevos apoyos políticos, agrega.

Si la acción de Gobierno estuvo marcada por su intensa actividad, indica el estudio, la tarea de la oposición se definió principalmente por "la inacción", esperando que la crisis económica y la impopularidad de las medidas "hicieran su trabajo".

Con todas estas circunstancias los expertos dan a la democracia española una nota de 5,9 en el 2010, lo que se traduce en un retroceso de tres décimas en comparación con el 2008, cuando empezó la crisis.

Por encima de la media se encuentra el funcionamiento del Estado de derecho y la cobertura de los derechos fundamentales para todos los ciudadanos, que tiene una nota del 6,8.

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