La tensión entre Israel e Irán, Siria y los lazos con China, las prioridades

  • La tensión entre Israel e Irán, la parálisis en la resolución del conflicto sirio y los lazos con China serán asuntos prioritarios para el próximo presidente de EE.UU., que afrontará decisiones difíciles en política exterior al inicio de su mandato.

Lucía Leal

Washington, 30 oct.- La tensión entre Israel e Irán, la parálisis en la resolución del conflicto sirio y los lazos con China serán asuntos prioritarios para el próximo presidente de EE.UU., que afrontará decisiones difíciles en política exterior al inicio de su mandato.

El actual presidente, Barack Obama, y el candidato republicano, Mitt Romney, se han acusado mutuamente de incompetencia en la esfera internacional, pero el último debate presidencial demostró que "no hay un gran contraste" entre sus posiciones, apuntó a Efe Gordon Adams, experto en política exterior de la American University.

Pese a su giro hacia el centro de las últimas semanas, Romney mantiene el apoyo al Gobierno de Israel como eje vertebrador de su plan y asegura que hay una "campaña mundial para deslegitimar" a su aliado, un "veneno antisemita" contra el que se compromete a luchar, de acuerdo con el plan desglosado en su página web oficial.

"Si Israel es atacado, estaremos a su lado, no sólo diplomática y culturalmente, sino militarmente", sentenció el republicano en el tercer debate presidencial, donde Obama se pronunció casi en los mismos términos, aunque eludió el componente bélico.

La amenaza de Israel de atacar a Irán para frenar su programa nuclear y la promesa de represalia de Teherán llevarán a cualquiera de los dos candidatos "al borde de la guerra" una vez estén en la Casa Blanca, según Adams.

"Sospecho que Romney cruzaría esa línea antes que Obama, pero es posible en los dos casos", pronosticó.

En un segundo mandato, Obama puede dar más importancia a la política internacional y decidir, con la vista puesta en la historia y no ya en las elecciones, impulsar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, algo a lo que Romney se muestra más reacio.

En cuanto a Irán, Obama aboga por reforzar unas sanciones que define como "las más fuertes de la historia" y planea seguir negociando sobre su programa nuclear a nivel multilateral, si bien en el último debate presidencial abrió la puerta a una posible "conversación bilateral" con Teherán en un segundo mandato.

Romney enfoca su propuesta casi exclusivamente en las sanciones, a las que suma la promesa de hacer que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, "sea perseguido bajo la Convención del Genocidio", debido a "sus ideas de borrar a Israel del mapa".

También ve con suspicacia el nuevo Egipto del musulmán Mohamed Mursi, convencido de que la primavera árabe se ha convertido en "una cadena de acontecimientos alarmantes".

Siria sigue desangrándose y reclama cada vez con más urgencia una salida, que según Obama debe ser diplomática y apoyarse en la entrega de material no letal, mientras que Romney defiende entregar armas pesadas a los rebeldes, pero no ve "la necesidad" de una intervención militar estadounidense "en este momento".

En Europa, con la que en palabras de Adams existe una relación "más económica que estratégica", es la crisis del euro la que marcará la evolución de los lazos, más allá de las alianzas políticas en temas clave como Siria o Irán.

Mientras Romney usa regularmente a España y Grecia como ejemplos de un rumbo que EEUU debe evitar, receloso del gasto público y más cercano a la austeridad, Obama recomienda al viejo continente no abusar de los recortes y dejar espacio para el estímulo.

Para un EE.UU. que quiere definirse como potencia en el Pacífico también es clave la relación con China, que para Obama puede ser "tanto un adversario como un socio potencial" en función de si sigue "las reglas de juego", tal y como indicó en el último debate.

Romney también calificó al gigante asiático de "socio", pero al mismo tiempo lo acusó de librar una "silenciosa guerra comercial" que él pretende frenar declarándolo "manipulador de divisas". Para Adams, es "improbable" que el republicano cumpla esa promesa si gana las elecciones, ya que sería un "paso peligroso" para sus intereses.

El desencuentro con Rusia en torno al sistema de defensa antimisiles también ocupa un lugar en la agenda presidencial, como prometió Obama al expresidente ruso Dmitri Medvédev según captó un micrófono abierto en marzo.

Romney, mientras, ha instado a Moscú a "abandonar cualquier treta oculta" contra el programa antimisiles estadounidense y ha prometido centrar la tecnología en Polonia, como propuso George W. Bush.

Ambos candidatos coinciden en la fecha de retirada de las tropas de Afganistán, 2014, si bien el republicano aboga por lograr cierta flexibilidad respecto a los plazos marcados por la OTAN.

Latinoamérica seguirá, previsiblemente, en un segundo plano de la política exterior estadounidense -aunque los dos aspirantes han prometido acelerar el comercio con la región- mientras que el antagonismo con Venezuela y Cuba vivirá un nuevo giro con el reto de reaccionar a la progresiva apertura en la isla caribeña.

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