Tras una falsa alerta de bomba y la inspección policial, el monumento más conocido de París volvió a ser accesible a los turistas.
La capital francesa vive días de nerviosismo y bajo estado de emergencia tras los sangrientos atentados yihadistas del pasado viernes, que causaron 129 muertos y 352 heridos.
La decisión de cerrar la torre se produjo tras una solicitud de los empleados "que se oponían a una reapertura" sin que antes se haya garantizado la seguridad de la explanada que está bajo la torre, explicó uno de ellos a la AFP.
Visitada diariamente por entre 15.000 y 20.000 personas, la Torre Eiffel fue iluminada el lunes con los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa.
Sin embargo, la mañana del lunes los empleados exigieron la instalación de barreras "de 1,90 metros de alto" en torno a la explanada para permitir filtrar a los visitantes, explicó uno de ellos.
A reabrir el lunes, uno de los cuatro pilares fue rodeado con ese tipo de barrera, pero la medida no fue considerada suficiente por los empleados.
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