Las Cumbres Iberoamericanas se adaptan a la "efervescencia" de América Latina

  • América Latina está en un momento de cambios y efervescencia, tras el surgimiento de la CELAC, la integración centroamericana y la Alianza del Pacífico, un pulso al que se intenta ajustar las Cumbres Iberoamericanas, dice Anamaría Diéguez, embajadora de Guatemala en España.

Pilar Domínguez

Madrid, 17 ago.- América Latina está en un momento de cambios y efervescencia, tras el surgimiento de la CELAC, la integración centroamericana y la Alianza del Pacífico, un pulso al que se intenta ajustar las Cumbres Iberoamericanas, dice Anamaría Diéguez, embajadora de Guatemala en España.

A punto de dejar de España, Diéguez se prepara para ponerse al frente de la embajada guatemalteca en Panamá, que en octubre será precisamente escenario de la XXIII Cumbre Iberoamericana, en la que se prevé se pactará la reforma de esas citas al más alto nivel.

En estos momentos "creo que no podemos decir que tenemos una radiografía clara de América Latina", dijo Diéguez en una entrevista con EFE, en la que afirmó con una amplia sonrisa que Latinoamérica "somos un continente de efervescencias".

"Hay que ver las Cumbres Iberoamericanas en la perspectiva del tiempo", explicó al recordar que cuando se celebró la primera de estas citas, en 1991, en México, "la política era otra, las relaciones entre países eran otras, no había un foro donde pudiera participar Cuba".

Tampoco había un foro donde España y Portugal pudieran potenciar los lazos que los unen con América Latina y "era el momento perfecto para esta idea, que se ha mantenido durante 22 años", señaló.

Ahora "se está en un proceso de reflexión" sobre estas cumbres, para determinar cual debe ser su contenido, cómo se puede conseguir que tengan mayor proyección e impacto", añadió, al recordar que fue testigo del nacimiento de las Cumbres Iberoamericanas desde la Embajada de Guatemala en México, donde empezó su andadura en la diplomacia.

En paralelo al debate sobre las Cumbres Iberoamericanas surgió y se consolida la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que, a juicio de la diplomática, "le ha dado a América Latina una identidad institucionalizada", independientemente de la existencia de otras organizaciones como Alba o Unasur o la Alianza del Pacífico, de la que Guatemala aspira a convertirse en miembro.

Esta reforma coincide con la partida, el próximo año, del Secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, quien ocupa su cargo desde 2005 y a quien Diéguez describe como "un hombre muy talentoso (...) con una experiencia de vida y profesional trascendental para la permanencia y persistencia de las ideas de las Cumbres Iberoamericanas".

Sobre su experiencia en España, Diéguez dice que tiene la impresión de que la gente cuando habla de América Latina en general piensa en países grandes, como México o Brasil pero no en Centroamérica o en Guatemala, razón por la que intenta "posicionar" a su país como parte de Mesoamérica, desde el sureste de México hasta Colombia, con un mercado de 70 millones de habitantes.

Después de cuatro años y medio en España, a Diéguez le complace haber conseguido que empresarios españoles y guatemaltecos se interesen por invertir y buscar socios en el país del otro.

Prueba de esto fue la numerosa participación de españoles en la Investment Summit de Guatemala, a finales de mayo, o de la visita de dos misiones comerciales en menos de un año, así como el exitoso viaje a Madrid del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, en febrero, en la que presentó numerosos proyectos de infraestructuras y planteó la necesidad de un debate sobre la reforma de la política de drogas.

Anamaría Diéguez habla con especial cariño de la reina Sofía, a la que considera una mujer "de una gran sensibilidad". "A mi me tocó recibirla cuando llevó ayuda tras el huracán Mitch en Guatemala. Llegó en un vuelo a la medianoche y se bajó con una sonrisa", recordó.

Anamaría Diéguez fue embajadora en Alemania y Venezuela, en este último país se estrenó como jefa de una legación guatemalteca y donde, al igual que en México, fue testigo de las negociaciones de paz para poner fin a la guerra civil en su país, que causó 150.000 muertos y alrededor de 45.000 desaparecidos.

A su regresó a Guatemala en el 2000 donde fue Subsecretaria de la Paz y en 2003 volvió a la Cancillería como directora general de Política Exterior y secretaria de Estado en 2006, centrada en la integración centroamericana y en las relaciones económicas y comerciales.

"Fue una experiencia muy interesante que se va a unir ahora con el futuro de mi nueva vida", dice al referirse al SICA (Sistema de Integración Centroamericana), del que son miembros tanto su país como Panamá.

"Me voy muy satisfecha y con el espíritu de ver qué se puede hacer con Panamá en esta nueva época de la integración centroamericana", concluyó.

Mostrar comentarios