Las fuerzas políticas iraquíes se dividen ante el avance insurgente

  • La clase política iraquí se encuentra dividida sobre las causas del avance de los insurgentes en las provincias de mayoría suní y sobre la mejor solución para recuperar las zonas que perdieron las fuerzas gubernamentales.

Mohamed Siali

El Cairo, 19 jun.- La clase política iraquí se encuentra dividida sobre las causas del avance de los insurgentes en las provincias de mayoría suní y sobre la mejor solución para recuperar las zonas que perdieron las fuerzas gubernamentales.

Mientras la alianza gobernante, Estado de Derecho, considera que Irak es víctima de una ofensiva terrorista, el resto de los bloques opinan que los éxitos de los insurgentes se deben a la desatención del Gobierno a las demandas de las provincias suníes.

El Ejecutivo defiende la medida militar como única solución para zanjar la crisis, frente a los otros grupos que piden el uso de la fuerza solo contra los yihadistas del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), que lidera a los insurgentes, y recurrir al diálogo con el resto de las facciones.

El primer ministro, el chií Nuri al Maliki, ha instado por ello a los clanes tribales a que se desmarquen del terrorismo y se ha mostrado escandalizado por que haya grupos tribales que aceptan los asesinatos y el sabotaje de las infraestructuras.

El dirigente de Estado de Derecho Abás al Bayati dijo a Efe que su país es blanco de un "ataque perpetrado por el EIIL y otros grupos terroristas para derribar la transición política y establecer un emirato en Siria e Irak".

Después de la invasión de Irak por Estados Unidos en 2003, los ocupantes, en coordinación con la clase política iraquí opositora al fallecido dictador Sadam Husein, establecieron un proceso de transición política en el país del que se sienten excluidos muchos suníes.

Sobre esas reivindicaciones de un mayor peso político, Al Bayati consideró que "los que levantan las armas contra el Estado no tienen demandas legítimas".

"Nosotros escuchamos a los que tienen demandas pacíficas y constitucionales y no a los grupos armados que pretenden derrocar el régimen", añadió.

A principios de la semana pasada, los insurgentes suníes se hicieron con el control de Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive, antes de extender en los siguientes días su ofensiva hacia las provincias de Saladino, Kirkuk y Diyala.

El éxito de esta ofensiva de debe también a "las políticas individualistas y poco meditadas" de Al Maliki, según el político Husein Gailán, miembro de la Corriente Al Sadr, dirigida por el poderoso clérigo chií Muqtada al Sadr y la segunda fuerza más votada en las legislativas de abril pasado.

A su juicio, partes regionales instrumentalizaron el fracaso del Gobierno en cumplir las demandas legítimas de la población en las provincias de mayoría suní.

Los suníes piden, entre otros, la liberación de sus detenidos políticos y la derogación de la ley antiterrorista, que consideran es utilizada contra ellos.

Gailán defendió en declaraciones a Efe una "solución política racional y eficaz" para las reivindicaciones de esas regiones, aunque apuntó que la lucha contra el terrorismo del EIIL es "una cuestión sagrada".

En la misma línea, Balig abu Kalal, portavoz del bloque "Al Muaten" (Ciudadano), liderado por el clérigo chií Amar al Hakim y tercero en las parlamentarias, se inclina por hallar una solución que sea "política y militar al mismo tiempo".

Abu Kalal explicó a Efe que es necesario por un lado dialogar con las partes que no están implicadas en actos de terrorismo y responder a sus reivindicaciones legítimas, y por otro seguir la vía de seguridad para acabar con el EIIL.

La diputada en el Parlamento saliente Suhad Ábas, miembro de la coalición laica Al Iraqiya, dijo también a Efe que "una medida militar no puede tener éxito sin una solución política que satisfaga a todas las partes involucradas, que no están implicadas en el derramamiento de sangre".

En su opinión, la situación actual en Nínive se debe a "una conspiración de partes regionales" y a las repercusiones de la "negligencia" del Gobierno a las demandas de las provincias de mayoría suní.

Por el momento, ante la ausencia de cualquiera solución política, el Ejército iraquí se prepara para lanzar una operación de guerrillas para recuperar la provincia de Nínive, apoyado por un gran número de voluntarios que responden a un llamamiento del máximo clérigo chií iraquí, ayatolá Ali al Sistani.

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