Las negociaciones por la crisis en Honduras entran en punto muerto

  • Cruce de acusaciones entre el Gobierno de facto de Micheletti y el equipo del depuesto Manuel Zelaya han frenado el diálogo. Según el negociador de Zelaya, Micheletti usa el diálogo "como mecanismo de distracción para ganar tiempo", mientras que el Gobierno de facto acusa a Zelaya de "insurrección" por pedir un endurecimiento de las medidas contra el régimen.
Zelaya pide a sus seguidores que mantengan la "lucha pacífica" por su restitución
Zelaya pide a sus seguidores que mantengan la "lucha pacífica" por su restitución
Reuters
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Las negociaciones para tratar de zanjar la crisis política en Honduras entraron en un punto muerto el lunes, en medio de acusaciones cruzadas entre el Gobierno de facto y el equipo del depuesto presidente Manuel Zelaya de entorpecer el diálogo.El estancamiento se produjo después de que los delegados de Zelaya rechazaran una propuesta del Gobierno de facto del presidente Roberto Micheletti de que sean los negociadores quienes decidan sobre la restitución del depuesto mandatario teniendo en cuenta informes de la Corte Suprema y el Congreso.Así, la búsqueda de una salida negociada a la crisis desatada por el golpe de Estado de finales de junio a través de una mesa de diálogo que se había puesto en marcha a inicios de este mes quedó seriamente comprometida."El diálogo está en estado de relativo estancamiento. Micheletti no ha demostrado voluntad política. Usa el diálogo como mecanismo de distracción para ganar tiempo. Pone en práctica maniobras dilatorias, propuestas inadmisibles y en algunos casos provocadoras y hasta insultantes", afirmó en conferencia de prensa Víctor Meza, negociador de Zelaya.El diálogo se reanudó poco después de la visita de una misión de ministros de Asuntos Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA) a inicios de mes sobre una propuesta del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que tiene a la restitución al poder de Zelaya como parte medular.El Gobierno de facto acusó a Zelaya de "insurrección" por haber pedido a la OEA endurecer las medidas contra el régimen, mientras que dirigentes izquierdistas de Latinoamérica y el Caribe agrupados en la ALBA pidieron más sanciones económicas contra Micheletti."Esta conducta, es a todas luces incongruente dentro del contexto de lo acordado en la mesa de diálogo y contradice la petición de la OEA como facilitador del mismo", dijo el Gobierno de facto en un comunicado.Con el reloj corriendo para los comicios presidenciales de noviembre, ambas partes habían logrado avances sustanciales en las negociaciones, pero no lograron superar sus diferencias sobre el crucial punto de la restitución de Zelaya.Por su parte, Meza dijo que no se volverían a sentar a la mesa con los delegados de Micheletti a menos que tengan una propuesta "seria y constructiva", y solicitó un nuevo pronunciamiento de la OEA en su reunión de esta semana.Zelaya lamentó el estancamiento de las negociaciones, al tiempo que llamó a sus seguidores a no bajar la guardia destacando que no abandonaría el diálogo.Consultado por Reuters acerca de qué rumbo tomará tras el revés en las conversaciones, respondió que no abandonará la embajada de Brasil en Tegucigalpa, en la que se encuentra desde que regresó sorpresivamente al país hace casi un mes."Yo salgo de una habitación y llego a otra habitación hasta que lógicamente logremos establecer algún mecanismo para lo cual he venido aquí a la embajada", señaló el depuesto mandatario, quien sería detenido en caso de salir de la sede diplomática ya que afronta una serie de acusaciones.Micheletti ha dicho que Zelaya debe rendir cuentas ante la justicia por violar la Constitución con un intento de allanar el camino para la reelección presidencial.En un gesto de mayor flexibilidad, el Gobierno de facto publicó el lunes un decreto que revoca restricciones a las libertades de prensa, asociación y circulación, una decisión que ya había sido anunciada a principios de octubre pero no había sido concretada.En medio de este escenario sin resolver, se acercan las cruciales elecciones presidenciales del 29 de noviembre, convocadas antes del golpe de Estado y a las que Micheletti apuesta para dejar atrás la crisis. Pero casi toda la comunidad internacional ha dicho que no reconocerá al ganador de la contienda mientras Zelaya no sea restituido.

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