El caso Asunta se ha caracterizado por estar plagado de incógnitas hasta el final. El proceso ha sido lento y largo, pero finalmente los dos padres de la pequeña, Alfonso Basterra y Rosario Porto, han sido declarados culpables. Sin embargo, el jurado popular, en su labor, ha sabido responder a todos los interrogantes que ensombrecían el caso.
Según los miembros del jurado, los padres de Asunta, "de común acuerdo", sumistraron Orfidal a la niña desde "al menos tres meses antes" del fallecimiento de la pequeña. Se estima que los dos padres conocían el efecto de esta medicina y consideran "probado" que el que compró el medicamento fue Alfonso. Basterra habría retirado, entre principios de julio y mediados de septiembre de 2013, al menos 125 comprimidos de Orfidal, en una farmacia de Santiago de Compostela. Para el jurado resulta "extraño" la coincidencia de las compras con las clases de ballet de la niña.
Los dos acusados "de común acuerdo" querían acabar con la vida de su hija. El día 21 de septiembre de 2013 comieron juntos y le suministraron una cantidad de la medicina lo bastante tóxica para después asfixiarla, una vez que le hizo efecto. Ambos habrían sido los encargados de darle la dosis tóxica del medicamento.
Después de haberla suministrado la cantidad de Lorepazam necesaria, fue la encargada de llevar a Asunta hasta Teo. Entre las 18.30 y las 20.00, los progenitores de la pequeña Asunta la asfixiaron "por medio de la comprensión que le aplicaron sobre la boca y la nariz". El jurado "no descarta" que Basterra también se encontrase en el mismo vehículo en el asiento de atrás. El padre habría regresado antes al domicilio porque su teléfono "empieza a tener una actividad frenética.
Justo antes de la muerte de la pequeña, los padres la habrían atado de brazos y piernas con las famosas cuerdas de plástico de color naranja. Que Rosario quisiese ocultar el contenido de la papelera ha sido declarado determinante para el jurado. El jurado ha determinado que Asunta no pudo defenderse debido a que se encontraba afectada por una dosis mortal del medicamento.
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