Los amigos del "rey don Juanito" esperan verle pronto de nuevo por Portugal

  • "Don Juanito" es como conocen sus amigos de la infancia al rey Juan Carlos, al que esperan volver a ver muy pronto para rememorar aventuras y momentos que vivieron juntos en Cascais y Estoril, donde pasó sus primeros años.

Piedad Viñas

Lisboa, 13 ago.- "Don Juanito" es como conocen sus amigos de la infancia al rey Juan Carlos, al que esperan volver a ver muy pronto para rememorar aventuras y momentos que vivieron juntos en Cascais y Estoril, donde pasó sus primeros años.

"Él era siempre don Juanito", uno más de la pandilla "completamente normal, igual a los otros", relata en una entrevista con EFE el ex primer ministro portugués y actual presidente del Grupo Impresa, Francisco Pinto Balsemão, uno de los hombres más influyentes del país.

Su relación con el rey Juan Carlos "tuvo fases" a medida que ambos cumplieron años, recuerda Pinto Balsemão, mientras muestra una fotografía en la que se les ve en un campo de tenis junto al resto del grupo cuando tan solo tenían unos 14 o 15 años.

En esa foto está también Vasco Pinto Basto, otro amigo de la infancia del padre del rey Felipe VI y expresidente de la Cámara de Comercio e Industria de Portugal.

Curiosamente, él tiene una copia de la misma imagen en su casa de Cascais, donde explica a EFE que es del año 53 ó 54, cuando jugaban "e íbamos a la playa, lo normal".

Los padres de Pinto Basto eran muy monárquicos y, como el resto de la sociedad portuguesa del momento, acogieron "de la mejor manera" a "don Juan, doña María y sus hijos", la entonces familia real española, en su exilio en territorio luso.

Y "entendieron que entre los niños también tenía que haber relación". Sus hermanos mayores salían con las hermanas de don Juan Carlos y estudiaban en Lisboa y, añadió: "Los niños, don Alfonso y don Juanito, como le llamábamos nosotros, se quedaron en Estoril".

Jugaban al tenis y al fútbol, "pero don Juanito venía poco, era más con don Alfonso", el fallecido hermano del monarca, relata.

En su opinión, Juan Carlos de Borbón "siempre estuvo un poco más protegido por sus padres porque sabían que algo iba a pasar". Y los padres de sus amigos también porque, según Pinto Basto: "Nos decían: cuidado, que no es igual que tú, es un príncipe, y tienes que tratarle con un respeto diferente".

Pero el que luego pasó a convertirse en rey, asegura, no quería un trato diferente. Eso sí, "tenía muy asumido" su papel.

Años después, don Juan Carlos iba a pasar los veranos con ellos y, dijo: "En esa época, íbamos mucho al Club Naval porque él adoraba la vela y su padre tenía aquí 'el Saltillo'", uno de sus veleros.

Pinto Basto muestra orgulloso una de las banderas del barco que, según rememora, el conde de Barcelona regaló a su padre y a su tío, y que espera poder devolver él en mano al rey Juan Carlos porque confía en que ahora, que ha pasado el testigo a su hijo, "va a poder venir mas".

Lo mismo piensa Pinto Balsemão. "Ojalá venga, vamos a ver, espero que sí. Siempre será bienvenido a Portugal", dice.

Vasco Pinto Basto le felicita por su cumpleaños cada cinco de enero, un día que el rey Juan Carlos también celebraba en Portugal, aunque "si lo organizaba doña María se festejaba con cierta distancia". Ella "era una señora muy formal, don Juan no, él era muy abierto y divertido".

Con más edad, iban a hacer esquí náutico en el barco del cuñado de Pinto Basto y antes de salir, evoca, don Juan Carlos "ponía la condición de ir a comer sardinas asadas después" a la casa del cuñado de Pinto.

Se le vienen a la cabeza "episodios muy divertidos" también con el personal del Club Naval, que le conocía de pequeño y que, años después, cuando le preguntaban cómo tenían que dirigirse a él, la respuesta era: "como siempre, Juanito".

La naturalidad es la característica de la personalidad de don Juan Carlos que evoca Pinto Balsemão, quien también mantuvo siempre la relación con él, dentro y fuera de Portugal.

En una ocasión, cuando tenían unos 20 años, coincidieron en un restaurante en Saint Tropez. "Yo estaba en otra mesa con una amiga francesa y el entonces príncipe de Asturias me contó que era perseguido por los fotógrafos".

Decidieron entonces cambiar de coche al salir. "Él se llevó el mío y nadie le persiguió y yo salí con mi amiga y no dejaron de fotografiarnos. Fue un gran éxito para mí, pero también fue bueno para él", recuerda sonriendo.

Cuando el rey ya vivía en España se veían los veranos y tenían "conversaciones más serias, de adultos". Cada año "comentaba sus planes sobre quién debería ser el primer ministro, sobre cómo conduciría la transición".

La relación se mantiene y se mantendrá, asegura, antes de reiterar que espera verle muy pronto.

Si viene, Pinto Basto está convencido de que: "Nos llamará a todos los que estamos, porque hemos perdido ya a algunos. Espero que lo haga lo antes posible".

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