Los gobernadores de los estados brasileños toman posesión de sus cargos

Sao Paulo, 1 ene.- Los gobernadores de los 26 estados brasileños y del Distrito Federal de Brasilia tomaron hoy posesión de sus cargos, en una jornada en la que también fue investida la presidenta Dilma Rousseff, reelegida el pasado octubre en las urnas.

De los gobernadores que asumieron hoy, once fueron reelegidos para nuevos mandatos de cuatro años y 16 asumirán su primer mandato frente a los gobiernos regionales de Brasil.

Entre los gobernadores que asumieron se destacó el del estado de Minas Gerais, Fernando Pimentel, exministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Rousseff y quien en las pasadas elecciones logró una victoria inédita en la primera vuelta al poner fin a 12 años de gestiones del Partido Social de la Democracia Brasileña (PSDB).

Segundo colegio electoral del país con 15,2 millones de personas, Minas Gerais había sido gobernada en dos mandatos por el excandidato socialdemócrata Aécio Neves y otra por su ahijado político, Antonio Anastasia, mientras que desde hoy el control del Ejecutivo regional fue asumido por Pimentel, que en el Gobierno llegó a ser brazo derecho de la jefe de Estado.

El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, por su parte, asumió hoy su cuarto mandato y el segundo consecutivo en una ceremonia celebrada en la Asamblea Legislativa del estado más poblado y rico de Brasil.

Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña, asumió por primera vez el cargo de gobernador en 2001, tras las muerte del entonces gobernador Mário Covas, y en 2002 fue elegido para permanecer otros cuatro años al frente del Ejecutivo regional.

Dejó el cargo en 2006, cuando disputó como candidato la Presidencia de Brasil a Luiz Inácio Lula da Silva, y tras su derrota en las presidenciales, fue elegido gobernador para el cuatrienio entre 2010 y 2014.

En su discurso, Alckmin reconoció que, a pesar de los avances, todavía hay "un trabajo hercúleo por delante", pero evitó mencionar la crisis hídrica que afecta Sao Paulo desde mediados de 2014.

El gobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezao, quien fue apoyado por Rousseff durante las elecciones, tomó posesión de su cargo con el desafío por delante de los Juegos Olímpicos de 2016 y la seguridad en las favelas cuyo control fue arrebatado a grupos de narcotraficantes.

"Río cambió, pero no tenemos la utopía de que vencimos todas las batallas", comentó Pezao, del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza electoral del país y aliado del PT en el Gobierno central.

Pezao fue vicegobernador de Río desde 2007 hasta el pasado abril, cuando asumió la jefatura del Ejecutivo regional por la dimisión del que era hasta entonces su titular, Sergio Cabral, su padrino político.

En medio de una crisis presupuestaria, Rodrigo Rollemberg, del Partido Socialista Brasileño (PSB), asumió como gobernador de Brasilia, mientras que en Río Grande do Sul fue investido José Ivo Sartori, del PMDB.

En Mato Grosso, el gobernador Pedro Taques, del Partido Democrático Laborista (PDT), invitó a su investidura al cacique Raoni Metuktire, líder de la etnia caiapó y reconocido internacionalmente por su lucha en defensa de los pueblos indígenas, quien pidió "más respeto" a los pueblos originarios.

El convite del líder indígena supone un paso al frente en el diálogo de un estado marcado por los conflictos de tierra entre entre indígenas y hacendados.

En el estado de Maranhao, uno de los más pobres del país, la asunción del líder comunista Flavio Dino puso fin a casi tres décadas de dominio de la dinastía de la familia del expresidente brasileño José Sarney.

Durante casi tres décadas este empobrecido estado del nordeste de Brasil fue comandado por familiares o personas indicadas directamente por Sarney, uno de los "caciques" políticos más longevos de Brasil, y cuya hija renunció recientemente a su cargo de gobernadora antes de concluir su mandato por problemas de salud.