Los nuevos comicios pondrán a prueba el convulso 'matrimonio' de Mas y Junqueras

    • Las elecciones beneficiarían a los republicanos si optan, como parece, por concurrir por separado.
    • Junqueras, bien aceptado por la CUP, ha mantenido durante este tiempo un perfil bajo en espera de poder.
Oriol Junqueras y Artur Mas, en el Parlament (archivo).
Oriol Junqueras y Artur Mas, en el Parlament (archivo).

El inédito escenario que se abre en Cataluña tras el 'no' de la CUP a investir a Mas abre muchas incertidumbres más allá de la principal, el incierto resultado de los próximos comicios.

La primera, si CDC y ERC reeditarán la alianza electoral, hasta ahora concretada en Junts pel Sí. Parece poco probable. El 'matrimonio' entre ambas formaciones ha sido convulso y ha enfrentado a los republicanos con sus propias contradicciones. El partido que lidera Oriol Junqueras ha tratado de desligarse de los escándalos de corrupción que acechan a los convergentes y son también conscientes de que concurrir por separado los reforzará electoralmente.

Ambos partidos optaron ya por desvincularse el pasado 20-D, cita en la que CDC estrenó siglas, Democràcia i Llibertad. Justificaron la decisión para "ensanchar la base del soberanismo" y el resultado fue incontestable para los republicanos. Lograron el mejor resultado de su historia en unas generales, nueve escaños, convirtiéndose en la segunda fuerza más votada de Cataluña, sólo por detrás de En Comú Podem, la coalición catalana de Podemos impulsada por Ada Colau.

Pese a sus ocho diputados, la coalición de Convergència, Demòcrates y Reagrupament, liderada por el convergente Francesc Homs, se dejó ocho desde 2011, cuando el partido de Mas concurrió como CiU junto a Unió. Convergència pasó así de ser la fuerza más votada en Cataluña en unas generales al cuarto lugar.

Junqueras ha optado por mantener un perfil bajo en este proceso, desde el anuncio de la candidatura conjunta hasta el momento actual. Pocos han sido los pronunciamientos públicos, incluso en los momentos más delicados para su lista tras las sucesivas negativas de la CUP. La batalla de liderazgo ha sido en cambio clandestina. Consciente del agrado que genera en el anticapitalismo, el líder republicano aceptó a regañadientes, y por el bien del procès, que el candidato era Mas. Sin embargo, defendió ante este su postura de hombre de poder. Junqueras exigía ser uno de los consellers más potentes en el hipotético Govern- aspiraba a la consellería de Economía- e hizo valer ante Mas su fuerza de interlocutor. El 'president' en funciones le reclamó desesperado su apoyo para convencer a los de Baños a cambio de lo que quisiese. Varios dirigentes de su partido expresaron en privado su asombro por el blindaje al candidato convergente, dispuesto a todo por reeditarse como president. La alianza también ha pasado facturas entre los republicanos.

Las encuestas han demostrado que ERC ganaría peso si las elecciones se repitiesen y por ello, la decisión de la CUP no deja de provocar un sentimiento agridulce en los republicanos. Los anticapitalistas, con una base fiel, no aspiran a mejorar de forma llamativa sus resultados sobre los del pasado 27-S. Sin embargo, ERC podría atraer a todos aquellos desencantados con CDC y con la obsesión personalista del president.

Los republicanos han defendido que el blindaje a Mas obedece al compromiso del acuerdo firmado en junio para concurrir de forma conjunta. En ese acuerdo, en cambio, no figuraba que el líder convergente habría de ser el candidato, como así se han empeñado en blindar unos y otros por activa y pasiva. El propio Raül Romeva, cabeza de lista, expresó en los primeros días del pacto que no existía ningún acuerdo al respecto. Poco después, rectificó.

Mostrar comentarios