Hay panorama revuelto en la derecha francesa, y no es para menos. Estas últimas semanas las noticias políticas que llegan de nuestro país vecino han agitado el escenario francés y también el internacional. Este pasado jueves se admitían como legales las escuchas que se realizaron a Nicolás Sarkozy y que sustentan los motivos de sus inculpaciones legales. Y más a la derecha todavía se producía otro toque de atención: al anciano líder del Frente Nacional, Jean Marie Le Pen, era suspendido de la militancia del partido que él mismo fundó.
Los institutos demoscópicos no se han hecho de rogar y han publicado las primeras encuestas que reflejan las opiniones de los ciudadanos. ¿Qué conclusiones han sacado? Según el sondeo propio que publica Le Journal de Dimanche, con el instituto IFOP, los votantes de derecha que en su día dieron su confianza a Sarkozy podrían revisar su voto si Jean Marie Le Pen padre saliera del partido. Un 19% dice que podría pensarse de nuevo su voto.
La imagen de la presidenta del Frente Nacional se ha deteriorado un poco con respecto a los anteriores sondeos. Pierde popularidad y peso para hacer una buena oposición, en opinión de los franceses. Un 32%, casi un 10% más que en noviembre de 2014, piensa que ha perdido fuerza en este papel.
Además casi un 70% de los encuestados, 949 ciudadanos durante los días 7 y 9 de mayo, creen que no tiene soluciones para sacer al país de la crisis.Ser rival en las presidenciales
De aquí a tres meses un nuevo consejo del Frente Nacional decidirá cuál es el destino del histórico líder de la formación. De momento, su hija Marine se postula en muchos sondeos, y desde hace casi un año, como una rival temible en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017.
Con un partido socialista lastrado por la creciente subida del paro, las crisis ideológicas internas y los recortes que ha emprendido el ministro Manuel Valls, Le Pen se postula, con su discurso euroescéptico y radical, a ser una rival dialéctica fuerte en el seno de la política francesa.
No obstante enfrente tiene un peso pesado a batir, que no es otro que Nicolás Sarkozy, que, pese a encadenar escándalos, es el rival más difícil y el más popular. Empecinado en el discurso republicano, se ha puesto como meta llegar de nuevo al Elíseo y con imagen renovada.
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