Masiva marcha independentista en vísperas de voto crucial en Cataluña

  • Cientos de miles de personas reclamaron este viernes la independencia de Cataluña en las calles de Barcelona, una manifestación que este año abre la campaña electoral regional, clave para intentar lograr una mayoría parlamentaria que permita la separación de España.

Como cada 11 de septiembre, fiesta nacional de Cataluña, las calles de la segunda ciudad de España se llenaron de gente llegada en coche, tren y más de 2.000 autocares desde los cuatro rincones de esta región de 7,5 millones de habitantes, responsable del 19% del PIB de la cuarta economía de la Eurozona.

Según la policía municipal, eran 1,4 millones, según la representación del gobierno español en Cataluña, entre 520.000 y 550.000. Una disparidad de cifras que se repite todos los años.

"¿Queréis seguir en España?", gritaba un manifestante por un altavoz. "!Noooo!", respondía la multitud reunida en una gran avenida de la ciudad, donde ondeaban una marea de 'esteladas', la bandera independentista roja y oro, ornada con una estrella.

"Esto es la antesala de la victoria del 27S. Espero que consigamos la independencia aunque nos lo pondrán muy difícil", decía a la AFP Emilio Garrido, un chófer de 40 años.

El jefe del ejecutivo catalán, el independentista Artur Mas, convocó unas elecciones regionales anticipadas para el 27 de septiembre, que presenta como un plebiscito sobre la secesión.

"Hubiéramos preferido un referéndum como en Quebec y en Escocia, pero el único camino que nos quedaba era organizar estas elecciones", volvió a repetir este viernes ante la prensa extranjera, convocada expresamente para dar relevancia internacional a la manifestación.

El gobierno conservador español de Mariano Rajoy rechazó repetidamente la organización de dicho referéndum, alegando que corresponde a España decidir sobre su unidad.

"Por mucho que nos digan que no nos podemos ir, nosotros tiraremos adelante", afirmaba Vida Domenech, de 38 años, enfundada en una 'estelada', que viajó con su hermana desde Tarragona, 100 km más al sur.

A las 17H14 locales (15H14 GMT), en conmemoración del año 1714 en que Barcelona fue tomada por las tropas castellano-francesas de Felipe V, un gran puntero triangular de 60 kg fue llevado en volandas por un grupo de deportistas que corrió más de 5 km simbolizando el avance hacia una "república catalana".

A su paso, grupos de 'castellers' levantaban las tradicionales torres humanas, símbolo de unidad, mientras a su alrededor sonaban bandas de música folclórica y la multitud coreaba "¡In-de-pen-den-cia!".

"No es un problema solo político y económico, principalmente es cultural", considera Claudio Cipone, un argentino de 48 años, que vive en Cataluña desde 2001 y ahora se considera independentista.

Tres sondeos publicados esta semana otorgan la victoria a las dos listas independentistas: Junts pel Sí (Juntos por el Sí) una heterogénea coalición de izquierda y derecha impulsada por Mas, y la ultraizquierdista CUP.

No obtendrían una mayoría de votos pero, debido al sistema electoral, sí conseguirían mayoría parlamentaria (68 sobre 135 diputados en la cámara regional) que Mas y sus socios consideran suficiente para lanzar un plan que lleve a la secesión en 18 meses.

Pese a insistir en que sólo se tratan de elecciones regionales, el gobierno de Rajoy es consciente de la trascendencia de las mismas y multiplicó las visitas a la región.

El jueves, el ministro de Asuntos de Exteriores, José Manuel García-Margallo, abrió por primera vez la puerta a reformar la Constitución española y a ceder una mayor autonomía fiscal a las regiones, reivindicaciones históricas del nacionalismo catalán. Sin embargo, este viernes, su colega de Interior, Jorge Fernández Díaz, lo contradijo.

Hace pocos años, solo una quinta parte de los catalanes se sentía independentista, pero el movimiento creció en un contexto de crisis económica y tensión política desde que en 2010, el Tribunal Constitucional español recortó un Estatuto de Autonomía de Cataluña aprobado por referéndum cuatro años antes.

La consecuencia fueron masivas manifestaciones cada 11 de septiembre. Pero muchos catalanes siguen sin desear la secesión.

"Yo lo respeto pero conmigo que no cuenten, yo me siento español y no quiero que me saquen de España", dijo Alejandro Martínez, un desempleado de 22 años que, sentado en la calle, miraba a los manifestantes con escepticismo.

Fuera de España también la preocupación creció, como lo muestra el aumento de la prima de riesgo del país, por encima de la italiana, y declaraciones de advertencia a Cataluña como la del primer ministro británico David Cameron quién aseguró que en caso de secesión de la región quedaría fuera de la UE.

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