Randolph Holder murió el pasado 20 de octubre por un disparo en la cabeza en Harlem, un barrio de Manhattan. Era un inmigrante de Guyana y su cuerpo fue trasladado a su país de origen para ser enterrado.
Un sospechoso fue arrestado por este ataque y condenado por asesinato en primer grado.
Miles de agentes de los cuerpos policiales acudieron de todo el país para reunirse fuera de la catedral Greater Allen A.M.E de Nueva York, en el barrio de Queens, para presentar sus respetos y unirse a los líderes políticos, comunitarios y locales que se hallaban presentes junto a los familiares y amigos.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, un demócrata progresista, ofreció un extenso elogio a Holder que concluyó con un llamamiento a mantener a las pistolas fuera de las calles y a tomar medidas drásticas contra los criminales violentos.
"Tiene que haber cambios en nuestra nación para mantener las armas lejos de las manos de los criminales", dijo desatando aplausos de los asistentes.
"Tenemos que asegurar que aquellos, cuyo único objetivo es perjudicar a los otros, simplemente no pueden caminar por nuestras calles", añadió recibiendo más aplausos.
Holder fue abatido por un sospechoso de robo en un tiroteo cuando él y sus colegas reaccionaron a unos disparos en Harlem.
Según las últimas estadísticas publicadas por el departamento de policía, en los últimos 12 meses se produjeron 275 homicidios en Nueva York, frente a 254 el mismo periodo del año pasado, lo que significa un incremento de 8,3%.
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