¿Cómo se grabó al ministro del Interior? Pudo utilizarse un micrófono omnidireccional

¿Cómo se pudo grabar al ministro del Interior en su mismo despacho? Es la pregunta que se hace todo el mundo tanto en la Policía como en la Guardia Civil. Los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado consultados por lainformacion.com no salen de su asombro y ponen el foco en el hecho de la grabación: las palabras del ministro y del jefe de Antifraude son 'palabrería', pero lo grabe es que se registre una conversación en la sala de trabajo de un miembro del Gobierno, hecho penado por la ley.

Dos especialistas en TSCM (Technical surveillance counter-measures) explican cómo se pudo realizar la grabación. Uno es un miembro de la Policía Judicial, veterano. Otro es un especialista en tecnologías que trabaja en una compañía privada. Estas son las conclusiones de estos dos técnicos:

La grabación no se efectuó con un móvil. ¿Por qué? Por la calidad de la grabación. No se escuchan ruidos, movimientos de la ropa, gestos. Queda, por tanto, descartada esta vía de investigación.

Todo apunta a que se hizo con un micrófono omnidireccional, es decir, que capta todos los sonidos a la redonda, y que está fijo. Se trata de un dispositivo digital que transmite vía radio a un receptor.

Existen varios productos en el mercado que permitirían registrar audio. Algunos son del tamaño de una cabeza de alfiler. Que el lector no se imagine que en una tienda de espías va a conseguir uno. El instalado en el despacho del ministro, siempre presuntamente, pudo ser un dispositivo de este tipo cuyo precio supera los 1.000 euros. Estos micrófonos van unidos a una alimentación, que es incluso más grande que el dispositivo. 

¿Y dónde se pudo instalar el micrófono? En cualquier lado. En un lugar del decorado, en un libro o, incluso, se pudo incrustar en una mesa o en una silla. Hay quien piensa, incluso, que el micrófono todavía sigue allí y que nadie lo ha retirado. 

En cualquier caso, todo apunta a que la grabación la efectuó alguien cercano al ministro. Se va a revisar su agenda durante esos días y con quién se vio antes y después de la reunión con el jefe de Antifraude de Cataluña. 

Si se descubre a quién colocó el micrófono la pena podría conllevar prisión. Se pudo violar el secreto de las comunicaciones y más tratándose en una persona que maneja secretos oficiales. 

La clave sería encontrar el dispositivo. Éste contiene un número de serie y, a partir de él, no sería nada complicado saber quién lo adquirió.