Miwa Buene sostiene que no se arrepiente "de haber venido a España"

  • Madrid.- Miwa Buene, el ciudadano congoleño que el próximo jueves hará cuatro años que quedó tetrapléjico tras sufrir una agresión racista, ha dicho que no se arrepiente de haber venido a España y que su ataque le pudo suceder en otro lugar, porque no es racista un país, sino que solo son intolerantes algunas personas.

Miwa Buene sostiene que no se arrepiente "de haber venido a España"
Miwa Buene sostiene que no se arrepiente "de haber venido a España"

Madrid.- Miwa Buene, el ciudadano congoleño que el próximo jueves hará cuatro años que quedó tetrapléjico tras sufrir una agresión racista, ha dicho que no se arrepiente de haber venido a España y que su ataque le pudo suceder en otro lugar, porque no es racista un país, sino que solo son intolerantes algunas personas.

"No me arrepiento de haber venido" a este país hace diez años, pero "me suelo preguntar muchas veces a mí mismo qué he hecho para quedarme en una silla de ruedas", ha declarado a Efe Miwa, que a sus 43 años reconoce que saca las fuerzas del "apoyo de la gente".

El caso de Miwa saltó a los medios de comunicación el 10 de febrero de 2007 cuando, tal y como quedó demostrado en la sentencia que condenó a diez años de prisión a su agresor, Roberto Alonso, todo comenzó cuando éste le pidió tabaco al salir de un bar en Alcalá de Henares.

Ante la respuesta negativa de Miwa, que no conocía de nada a ese joven, éste comenzó a insultarle llamándolo "puto negro, puto mono, tu sitio es el jardín zoológico con tus compañeros". Acto seguido le propinó un brutal golpe en el cuello que le fracturó de inmediato tres vértebras y se desplomó en el suelo.

"Me acuerdo de ese día", "me caí al suelo y ya no me levanté" afirma muy serio Miwa.

En la Fundación del Lesionado Medular (FLM) en la que reside, en el Puente de Vallecas, Miwa no quiere hablar mucho de su agresor, ya que recuerda que negó los hechos desde el principio hasta el final del juicio, celebrado el pasado mes de junio en la Audiencia Provincial de Madrid.

Y no sufre porque Roberto no le haya pedido perdón, pues para Miwa ese perdón es que él esté en prisión y cumpla una condena que es "buena" dentro de lo previsto por las leyes españolas y que contemplaba el agravante de racismo.

En cuanto a la indemnización de un millón y medio de euros que debe pagarle su agresor, comenta que no piensa en ella porque, de momento, el condenado se ha declarado insolvente.

Sin embargo, destaca sonriendo que no le falta nunca el apoyo de su mujer, Mirella, que le visita prácticamente a diario, de sus dos hijos ya adolescentes, y del Movimiento contra la Intolerancia, cuyo presidente, Esteban Ibarra, le ha embarcado en una nueva faceta para él, la de profesor.

"El contacto con los jóvenes me anima mucho", ellos "se emocionan" al verme y me preguntan que de dónde saco fuerzas para seguir viviendo, apunta Miwa.

"Soy como una lección para ver que una persona cambia su vida de la noche a la mañana por una tontería", subraya.

De momento, ha acudido a contar su dura historia a dos universidades madrileñas, y su imagen siempre "impacta" y "conmueve", según Ibarra, porque Miwa explica su "brutal agresión con naturalidad".

Otro de las próximas actividades de Miwa como "activista" contra la intolerancia será en marzo, cuando acuda a la presentación del libro "La España racista" que ha escrito Esteban Ibarra y en el que su primer capítulo está dedicado a él.

Miwa Buene vive "el día a día" centrado también en su salud, pues por su estado es propenso a sufrir infecciones, pero confía en que algún día las investigaciones con células madre le devuelvan alguna movilidad.

De momento, gracias a una dura diaria terapia, ha conseguido mover los hombros, tal y como lo demuestra con leves movimientos y una sonrisa que le iluminan sus grandes ojos.

Por último, cuenta que le han comenzado a tramitar su petición de nacionalidad española al llevar una década en España, "mi segundo país", concluye.

Por Pilar R. Veiga

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