Nelson Jobim, el jurista brasileño al que traicionaron sus declaraciones

  • El hasta hoy ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, jurista de verbo incendiario, llegó al cargo durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y continuó su gestión con la presidenta Dilma Rousseff, hasta que sus polémicas declaraciones forzaron su salida del Ejecutivo.

Brasilia, 4 ago.- El hasta hoy ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, jurista de verbo incendiario, llegó al cargo durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y continuó su gestión con la presidenta Dilma Rousseff, hasta que sus polémicas declaraciones forzaron su salida del Ejecutivo.

Jobim, exministro de Justicia y expresidente del Supremo Tribunal Federal (STF), fue nombrado ministro de Defensa por Lula el 25 de julio de 2007 para poner fin a una crisis operacional en la aviación civil, que depende de esa cartera.

El jurista de 65 años, que está afiliado al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del Gobierno, se convirtió desde entonces en una pieza clave de la Administración de Lula, quien recomendó a Rousseff, su sucesora y ahijada política, que lo mantuviera en el cargo.

Rousseff lo ratificó como ministro en diciembre pasado, quince días antes de asumir la Presidencia, decisión que no estuvo exenta de polémica pues algunos líderes del PMDB que reclamaban una mayor participación en el gabinete ministerial lo consideraban más una recomendación personal de Lula que un hombre del partido.

Durante la gestión de Jobim, Brasil negoció con Francia un acuerdo en materia de defensa que incluye la posible compra de 36 aviones de combate Rafale fabricados por la compañía Dassault para modernizar la flota de la Fuerza Aérea Brasileña, así como la construcción de submarinos, incluido uno movido con energía nuclear.

En la licitación para la compra de los aviones, valorada entre 4.000 y 7.000 millones de dólares y que se debía haber cerrado durante el mandato de Lula, también compiten los Gripen de la empresa sueca Saab y el F-18 de la estadounidense Boeing.

Además de haber sido ministro de Justicia durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), Jobim tiene estrechos vínculos con el exgobernador del estado de Sao Paulo y excandidato presidencial, el opositor José Serra.

Su amistad con Serra, principal adversario de Lula en las presidenciales de 2002 y de Rousseff en las de 2010, y a quien Jobim ha calificado de "amigo íntimo", hizo que Jobim se abstuviera de colaborar en la campaña de la hoy mandataria para las elecciones presidenciales del pasado octubre.

Con fama de gestor eficiente y fuerte temperamento, el político, quien no teme decir lo que piensa, declaró recientemente que votó por su amigo Serra en los comicios en los que Rousseff se proclamó vencedora.

El exministro reconoció que se mantuvo "totalmente apartado" de la campaña electoral por razones "personales inamovibles" y aseguró que la jefa del Estado era conocedora del color de su voto.

Tras ejercer durante años como letrado y dirigente del Colegio de Abogados, Jobim inició su carrera política en 1986, al ser elegido diputado, y en 1989 fue uno de los relatores de la entonces Asamblea Nacional Constituyente.

Jobim interrumpió temporalmente su trayectoria política en abril de 1997 para asumir como magistrado del STF, del que fue presidente, así como del Tribunal Superior Electoral (TSE), precisamente durante las elecciones en las que Lula logró la Presidencia.

Una carrera cuajada de cargos de alta responsabilidad en la que el político se vio forzado a introducir hoy un paréntesis tras haber concedido una entrevista a una revista que fue filtrada a la prensa y en la que el titular de Defensa descalifica a otros miembros del Ejecutivo.

En concreto, el exministro llama a la ministra de Relaciones Institucionales, Ideli Salvatti, "debilucha", y de la titular de la cartera de la Presidencia, Gleisi Hoffmann, dice que "ni siquiera conoce Brasilia", la capital del país.

Jobim se apresuró a desmentir hoy esos comentarios pero sus explicaciones no han convencido a Rousseff, quien ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de cesar a ministros y hoy perdió al tercero de ellos desde que asumió el poder en enero pasado.

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