No es la sexta víctima de Violencia de Género, era María Santos Gallardo

    • "Habíamos estado en la Iglesia de San Nicolás y quedamos para ir al homenaje de Conchita Piquer la semana que viene", cuenta su amiga Emilia.
    • Un cobarde sembró el silencio entre las paredes del número 15 del Carrer del Marí Albesa, robando a María el derecho a disfrutar de sus hijas y nietos.
María Santos Gallardo tenía 73 años cuando fue asesinada (Foto: Levante-EMV)
María Santos Gallardo tenía 73 años cuando fue asesinada (Foto: Levante-EMV)

María Santos Gallardo no merece ser recordada como 'la sexta víctima' de la violencia machista en España, pues era una madre que había cumplido 73 años el pasado 4 de noviembre, satisfecha de haber logrado sacar adelante a dos hijas.

Su única preocupación ahora debía ser disfrutar de dos nietos, de 18 y 14 años, descansar de una vida de trabajo, descansar. Pero el guión que la lógica dicta para una vida no ha podido desarrollarse por el egoismo de un individuo, que se creyó dueño de la vida de María, y que se la arrebatado a los que la querían de verdad, no sobre el papel.

Y el horror sembró el silencio entre las paredes del número 15 del Carrer del Marí Albesa, en el que si los vecinos hubieron estado alerta podrían haber evitado que le robaran la vida a María. Un cuchillo de cocina fue el arma que el cobarde que la mató eligió para acabar con ella.

Para redondear el horror, fue una de las hijas la que encontró a su madre sin vida, al acceder a la casa tras intentar contactar con ella. María yacía sin vida cerca de la puerta del domicilio. De qué sirven ahora las precisiones estúpidas del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 3 de Valencia, diciendo que "no existían denuncias previas por malos tratos".

Estremece saber que el cuerpo de María presentaba cortes en los brazos, señales de quien se ha defendido con uñas y dientes del asesino, el cobarde que tras matar a María se quitó la vida también.

Natural de Badajoz, aunque llevaba toda la vida viviendo en Valencia, sus amigas cuentanque tenía un espíritu joven: "por ella parecía que no pasaban los años", señalan sus amigas.

Las mismas amigas cuentan que a María le gustaba salir a dar una vuelta con ellas y tomar café. Además, María no faltaba ni una semana de visitar la plaza de la Virgen, e incluso se animaba a ir a veces a la feria de atracciones.

La tarde antes de que la asesinaran "habíamos estado en la Iglesia de San Nicolás y quedamos para ir al homenaje de Conchita Piquer la semana que viene", cuenta su amiga Emilia en otrodiario local.

Muchos echarán de menos a María, una vida robada por el egoismo asesino de un individuo. Sus amigas, sus vecinos, sus hijas, sus nietos, muchos en la sociedad española recordaremos siempre aMaría Santos Gallardo. A su asesino, desde aquí, aplicamos para su cobardía ladamnatio memoriae.

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