Ofer, un centro de detención israelí en territorio ocupado

  • Rodeados por muros de hormigón, alambre de espino y torretas, más de 700 reclusos palestinos están detenidos en Ofer, próximo a Ramala y el único centro de reclusión de Israel en territorio ocupado.

Daniela Brik

Centro de detención de Ofer (Cisjordania), 16 abr.- Rodeados por muros de hormigón, alambre de espino y torretas, más de 700 reclusos palestinos están detenidos en Ofer, próximo a Ramala y el único centro de reclusión de Israel en territorio ocupado.

El complejo, al que por primera vez Israel permitió la entrada a periodistas extranjeros, se divide en varias alas, a las que se accede a través de unos corredores flanqueados por grandes vallas y enrejado metálico.

"A los presos no les falta de nada aquí", sentencia tajante Yaakov Shalom, responsable del centro y con 25 años a sus espaldas como funcionario del Servicio de Prisiones de Israel (SPI).

En vísperas de que los palestinos conmemoren el Día del Prisionero, Israel ha abierto las puertas de la prisión en un aparente intento de disipar las críticas palestinas por la reciente muerte de dos presos bajo su custodia y las prolongadas huelgas de hambre llevadas a cabo por varios reos para protestar por su situación tras las rejas.

Los palestinos acusaron a Israel de negligencia médica en el caso de uno de los fallecidos por cáncer y, en el otro, de supuesta tortura durante un interrogatorio, alegaciones que dirigentes israelíes rechazan e incluso tachan de interesadas.

Las autopsias no fueron concluyentes y ambos casos siguen bajo investigación, subrayan las autoridades israelíes.

El ministro de la Autoridad Nacional Palestina para los Presos, Issa Qaraqe, denunció que los centros médicos en las prisiones israelíes no cumplen los parámetros internacionales y 1.400 reclusos palestinos se ven afectados por la falta de asistencia.

En una inusual visita, no exenta del control de las autoridades penitenciarias, la Oficina de Prensa del Gobierno israelí invitó por primera vez a los medios a este centro, donde el 80 por ciento de los 710 detenidos están pendientes de juicio o de que concluya el proceso legal en el que se ven envueltos, según sus responsables.

El SPI los agrupa de acuerdo a su pertenencia a facciones como Al-Fatah, Hamás, Yihad Islámica o los frentes Popular y Democrático para la Liberación de Palestina.

En la sección 11 de la penitenciaría varios detenidos se postran arrodillados sobre unas alfombras en el patio interior a la hora del rezo del mediodía. Es el ala destinada a los miembros del grupo islamista Hamás.

Tocado con un gorro de punto blanco semicircular, barba cana y un rosario musulmán en la mano, Omar Barguti dice que lleva 30 meses en prisión y pide que llamemos a su familia en Ramala para decirle que se encuentra bien.

Otro recluso de nombre Muslim Barguti, de 20 años y cuyo rostro asoma por la ventanilla enrejada de su celda donde se apelotona con otros compañeros que miran ansiosos, lamenta que en cinco meses no ha visto a los suyos.

Las celdas en Ofer son de unos 25 metros cuadrados con capacidad para diez presos y una letrina. Las duchas están separadas al igual que la cantina, aulas (para menores), enfermería, lavandería o biblioteca.

Interpelado acerca de por qué se encuentra allí, responde que por "amar Palestina", mientras que "ellos odian a todo el mundo" y, a renglón seguido, dice que estudia ingeniería en la universidad de Bir Zeit, al norte de Ramala.

Cerca de 5.000 presos palestinos considerados por Israel como una amenaza a su seguridad están recluidos en 33 prisiones, de los que 2.325 fueron condenados por delitos de sangre y más de medio millar cumple cadena perpetua.

Ofer se encuentra apenas a 200 metros del tribunal militar de Yehuda (Cisjordania), adonde son transferidos los detenidos durante el procedimiento legal, apuntan los responsables.

Establecido en 1988 como centro de detención, fue cerrado en 1995 tras la firma de los Acuerdos de Oslo y nuevamente reabierto en 2002 a la luz de la operación militar israelí Muro de Defensa en Cisjordania.

Eran años de Intifada y de múltiples redadas que concluían con los detenidos palestinos en tiendas de campaña que proliferaron en este viejo campamento militar.

En una sección separada dos adolescentes juegan al ping-pong en una especie de patio de corrala del que cuelgan toallas y al que dan las celdas destinadas a los menores de 18 años.

En un aula se visiona un vídeo de "Los Pitufos" y en otra varios menores asisten a una clase de hebreo impartida por un preso adulto.

Muhamad Zaidahmad, de 17 años y oriundo de Hebrón, lleva medio mes detenido por "tirar piedras" contra fuerzas israelíes, explica a Efe.

Lleva mal estar lejos de sus seres queridos, "pues los primeros tres meses no ves a la familia", agrega.

La mayoría de los menores tiene entre 15 y 17 años, aunque algunos dicen que hay uno de 12 y apuntan con el dedo a la planta superior.

La edad penal en la legislación israelí es de 12 años, pero en la práctica, señala el SPI, a los menores de 14 los propios jueces les ponen en libertad al poco tiempo.

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