Los efectivos serán expulsados de la Policía Militar (PM) una vez que concluya la investigación de los homicidios y el proceso administrativo que lleva adelante la propia fiscalía de la institución, dijo la Secretaría de Seguridad de Sao Paulo (sureste) en una nota.
"Los 11 policías están presos, van a ser procesados penalmente y expulsados", aseguró por otra parte a periodistas el propio secretario de Seguridad, Alexandre de Moraes.
Los hechos ocurrieron el 7 de septiembre en Butantá, un barrio de clase media en la zona oeste de Sao Paulo, cuando policías detuvieron a los dos jóvenes de unos 20 años, sospechosos de haber robado una motocicleta. Luego, los ejecutaron y alteraron la escena del crimen, según imágenes de video reproducidas en la prensa.
En uno de los videos se ve a uno de los jóvenes rendirse y quitarse la camiseta para mostrar que está desarmado. Es esposado, pero luego policías lo llevan a un rincón de la calle y uno de ellos le dispara en dos oportunidades. El policía se va y luego vuelve para ponerle un arma en la mano cuando ya estaba muerto.
En otro video, que motivó la detención de un segundo grupo de policías, un agente empuja desde un tejado al otro joven, que ya estaba esposado, y luego se oyen dos disparos.
Las imágenes de video fueron obtenidas por agentes del Departamento de Homicidios y Protección a la Persona que investiga el caso y motivaron la decisión de la justicia de enviar a prisión a los policías.
Activistas de derechos humanos y expertos critican la letalidad y violencia de la policía militarizada de Sao Paulo en su combate contra el crimen común. El defensor del pueblo de la PM de Sao Paulo, Julio Cesar Fernandes Neves, dijo este martes en una entrevista con el diario Folha que casos como el de Butantá "ocurren hace tiempo, pero las instituciones no quieren verlo".
La letalidad de ese cuerpo policial volvió al centro del debate después de la ejecución hace un mes de 18 personas en un lapso de pocas horas en barrios de la periferia. La principal sospecha es que los crímenes fueron perpetrados por policías, en venganza por la muerte de un colega y de un guardia pocos días antes.
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