Manama, 19 ene.- El líder del grupo chií Al Wefaq, jeque Ali Salman, el principal de la oposición bareiní, aseguró hoy que la única forma para dar una salida a la crisis actual en el país es la celebración de un diálogo nacional real o la formación de un gobierno de transición.
En una rueda de prensa en Manama, Salman dijo que la oposición está dispuesta a participar en un diálogo que incluya a todos los grupos, pero que no tomará parte en conversaciones con el régimen como las de 2011, en las que -afirmó- se marginó a los opositores y se ignoró las demandas de los manifestantes.
El jeque chií apuntó que otra opción es la formación de un ejecutivo en el que la mitad de sus miembros sean de la oposición.
Según Salman, los objetivos de este gabinete serían iniciar un diálogo nacional, la aplicación de las recomendaciones hechas por la Comisión Independiente de Investigación de Baréin, y la preparación de elecciones o de un referéndum.
La oposición bareiní, así como varios organismo internacionales, han acusado al Gobierno de Manama de no aplicar las recomendaciones de dicha comisión relacionadas con los derechos humanos.
En su intervención, Salman advirtió de que "los continuos retrasos en responder a las demandas de reformas solo prologarán un proceso que es inevitable y a un precio más alto para todos".
Hace dos días, el Parlamento Europeo instó a las autoridades de Baréin y a las fuerzas de seguridad a frenar el uso de la violencia contra los manifestantes e investigar los abusos de derechos humanos.
Además, urgió a seguir las recomendaciones de la Comisión Independiente de Investigación de Baréin de implementar reformas políticas y lanzar un diálogo que lleve a la reconciliación.
También la ONU criticó a principios de este mes la decisión del Tribunal de Casación de Baréin de confirmar las penas de cárcel a trece dirigentes opositores y destacados activistas, entre ellos el militante pro derechos humanos Abdelhadi al Jawaya.
Baréin, un pequeño reino de mayoría chií, es escenario desde el 14 de febrero de 2011 de protestas populares para pedir reformas políticas que han sido reprimidas por la monarquía suní gobernante.
Según datos de la oposición, unas 115 personas han muerto, 2.000 han sido detenidas y más de 2.000 han perdido sus puestos de trabajo por participar en las protestas.
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