Paloma O' Shea lamenta la muerte de un genio, Claudio Abbado

  • Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz y directora de su principal iniciativa pedagógica, la Escuela Superior de Música Reina Sofía, ha lamentado la muerte de un "genio": el director de orquesta italiano Claudio Abbado.

Madrid, 20 ene.- Paloma O'Shea, presidenta de la Fundación Albéniz y directora de su principal iniciativa pedagógica, la Escuela Superior de Música Reina Sofía, ha lamentado la muerte de un "genio": el director de orquesta italiano Claudio Abbado.

El fallecimiento de Abbado deja a O'Shea "una enorme sensación de pérdida, pero al mismo tiempo" le trae recuerdos y vivencias "musicales maravillosas", ha señalado a Efe.

"Aún en medio de la tristeza, me alegro de que la vida le haya permitido seguir dirigiendo prácticamente hasta el final", ha indicado.

Entre los muchos reconocimientos públicos que recibió Abbado a lo largo de su vida, figura el Premio Yehudi Menuhin a la Integración de las Artes y la Educación, que la Escuela le entregó en 2006 en reconocimiento a uno de sus grandes logros: "convertir proyectos de formación de jóvenes en verdaderas obras maestras del arte musical".

O'Shea ha destacado el empeño de Abbado por poner en marcha "proyectos orquestales nuevos" y por alentar "el talento de los jóvenes músicos de todo el mundo".

Prueba de ello es que Claudio Abbado promovió la European Union Youth Orchestra, la Chamber Orchestra of Europe, la Joven Orquesta Gustav Mahler y la Orquesta Mozart de Bolonia.

"Además -recuerda la presidenta de la Fundación Albéniz- dio un nuevo sentido a la Orquesta del Festival de Lucerna (Italia) y trabajó intensamente con el sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de José Antonio Abreu en Venezuela".

En definitiva, "son miles los jóvenes músicos que han recibido en todo este tiempo el decisivo espaldarazo del maestro", ha recordado O'Shea, para quien "somos aún más los oyentes que hemos descubierto una nueva dimensión en la música gracias a la combinación del genio y la experiencia de Abbado con el entusiasmo y la fuerza de los jóvenes intérpretes".

O'Shea, melómana y mecenas, se alegra de que "la vida le haya permitido (a Abbado) seguir dirigiendo prácticamente hasta el final y que, después de decenios trabajando con las mejores orquestas del mundo, haya podido vivir plenamente un último tramo de carrera, más de quince años de maravillosa madurez".

Un tiempo, insiste, "dedicado a poner en marcha proyectos orquestales nuevos y a alentar el talento de los jóvenes músicos de todo el mundo".

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